Se sabe que en España apenas tenemos ríos que sean navegables y que puedan ofrecer un recorrido en barco. Tan sólo en las zonas próximas a las desembocaduras se puede disfrutar de ellos, o en unos puntos muy determinados de algunos cauces, como el del Sil en la Ribeira Sacra.
Pero lo que hay, es la posibilidad de embarcarse en un viaje increíble, alucinante, insospechado, aprovechando una de las mayores actuaciones de ingeniería de este país. Un sueño de la Ilustración. Se trata del Canal de Castilla: un trayecto de cauce artificial aprovechando las aguas del Pisuerga y de algunos de sus afluentes.
La gran obra de la ingeniería hidráulica en la Ilustración
A lo largo de 207 kilómetros se puede disfrutar de una naturaleza viva, boscosa, que se cierne sobre el trazado rectilíneo, acuoso, donde el tiempo parece detenerse. Todo gracias a los ingenieros Ulloa y Lemaur, que presentaron al rey Fernando VI la idea de conectar Segovia con el puerto de Santander, a través de una obra hidráulica de gran envergadura. Una infraestructura que a base de esclusas iba a permitir transportar las mercancías, sobre todo cereal y lana, desde el centro de Castilla hasta el mar. La obra se inició en 1753 y finalizó, sin terminar, en 1804, con tan sólo unos tramos acabados: los que unen Alar del Rey, al norte de Palencia, con Valladolid.
Pero…basta de historia. La realidad actual es que se puede llevar a cabo un maravilloso viaje a bordo de un barco eléctrico con apenas fondo, lo que permite escuchar los “cánticos” de la naturaleza. Los mensajes de las piedras que emiten los túneles por donde se pasa están marcados, en muchos casos, por las cuerdas con las que los bueyes tiraban de balsas y pequeños barcos cargados de cereal, madera o lana. Esa era la energía que había en su momento.
Zarpando en el Antonio de Ulloa
Cierto es que hay varios recorridos, pero me voy a quedar con uno de ellos, el que nace en Medina de Rioseco. Allí, en la dársena situada junto a la antigua fábrica de harinas de San Antonio, se encuentra el Centro de recepción de viajeros. Junto al edificio, ya en el agua, espera el barco Antonio de Ulloa, dispuesto a poner en marcha su silencioso motor. Comenzamos a navegar por las tranquilas aguas de este tramo del canal, hasta la primera zona de esclusas, donde se da la vuelta, tras un recorrido de una hora. También es posible llegar hasta la séptima esclusa, donde se aprecia la combinación de otros brazos del canal y regresar, tras dos horas de navegación.
Un recorrido para el disfrute
El recorrido es “alucinante”. Los árboles parecen acoger con sus brazos de diverso colorido, en función de la estación del año, a quien visita esta maravillosa obra hidráulica. Las aves anidan en sus riberas y llenan el cielo con sus cantos. Hay otros muchos animales que no se dejan ver desde el barco, pero que se sienten. Igualmente, la flora se aprecia en cada centímetro cuadrado de esta superficie protegida en el centro peninsular.
Aquí hay piedra, hay hierro, hay madera y hay agua. Todo ello conjugado para ofrecer al visitante una alegría de exaltación natural. Las esclusas se abren y cierran, permitiendo al barco alcanzar en las aguas el nivel suficiente para continuar su camino.
El Canal, también a pie
Pero hay más: el canal no sólo se puede recorrer en barco. También hay senderos para disfrutar de un paseo en bicicleta o de una marcha relajante a pie. Y algo que no se puede perder nadie, aprovechar para visitar la multitud de monumentos, de arte, de cultura, que se esparcen y aparecen por doquier.
Les he contado un itinerario muy bucólico, muy natural, el que nace y muere en la dársena de Medina de Rioseco. Pero el Canal de Castilla es algo más: es un recorrido a la historia, a la visita del románico palentino, a la Tierra de Campos, a una población amable como es Valladolid…
De Alar del Rey a Valladolid
En el kilómetro cero, Alar del Rey, se pueden apreciar las argollas donde se ataban las barcazas. Tan sólo cuatro esclusas después, está Herrera del Pisuerga. Aquí se encuentra la esclusa más importante, la de retención. Y así sigue el canal, esclusa a esclusa, llegando a un obligado alto en el camino: Frómista. En esta localidad palentina podemos disfrutar de la iglesia de San Martín, uno de los mayores exponentes del románico en España. Y así, el Canal avanza a través de sus esclusas, pasa por Palencia y finalmente llega hasta su límite: Valladolid.
Naturaleza, cultura e historia
El Canal de Castilla fue una idea impulsada por el Marqués de la Ensenada que pudo haber sido un hito histórico y que, a mi juicio, lo sigue siendo. Lo es, a pesar de que por las vicisitudes que sufrió este país en los primeros años del siglo XIX, no pudo llegar a buen fin.
Una de las mejores formas de disfrutar de esta experiencia es a bordo del Tren del Canal de Castilla. Una experiencia diferente para disfrutar de este canal único. La visita sin duda merece la pena. Podemos disfrutar de la naturaleza, las poblaciones y sus monumentos a otro ritmo. Una experiencia en la que la historia se abre ante nuestros ojos. Un recorrido que gracias al esfuerzo de unos y otros, rememora hoy la manera en que se transportaban las mercaderías en la Castilla del siglo XVIII.
Texto: J. Felipe Alonso es Periodista y Escritor, estudioso de leyendas y costumbres.
Fotos: VisualHunt
Descubre el Canal de Castilla con una experiencia diferente a bordo del Tren del Canal de Castilla, o desde Palencia o Valladolid.
buenos dias,
para realizar viaje desde valladolid a alar del rey, podemos cargar las bicletas en el tren?
gracias
Buenos días, Joan Albert. Desde el blog no podemos ayudarte con tu consulta, puesto que se trata de un canal de información sobre el mundo del ferrocarril y no un canal de Atención al Cliente. Por eso, derivamos las consultas sobre títulos de transporte, tarifas, horarios u otras cuestiones al teléfono específico de Atención al Cliente (912 320 320). Muchas gracias. Un saludo.