El tañido de la campana de la catedral de Santa María nos ofrece su saludo al llegar hasta esta población, donde su personalidad prevalece en el paso del tiempo, unificando lo que fue, con lo que es y lo que será. Gerona o Girona, tanto da una denominación como otra, es una ciudad con un encanto especial, pues el río Oñar la atraviesa dividiéndola, permitiendo que hasta once puentes se hayan construido para poder unificar ambas partes. Si no fuese un eufemismo, se podría decir que estamos ante un hecho similar al que se puede vivir en Praga.
Atravesar el Oñar por el Puente de las Pescaderías Viejas, también conocido como Puente de Hierro, construido en 1876 por un equipo de Gustavo Eiffel, debe de ser uno de los puntos de partida, ya que desde él se tiene una de las imágenes que más se conocen de la ciudad, las casas multicolores colgadas, prácticamente, sobre el río.
Y desde allí, a callejear, a disfrutar de los edificios modernistas, del barrio del Mercadal, para llegar posteriormente al cogollo más interesante, el Barrio Viejo. El Portal de Sobreportes nos permite atravesar una parte de la muralla, que en algunas zonas se conserva bastante bien. Son murallas carolingias del siglo IX, que cuentan además con un paseo de ronda donde se puede admirar este tipo de construcciones defensivas. Pero eso es otro itinerario a hacer.
Vayamos al Barrio Viejo, y en él a la Judería, al Barrio Judio, que guarda un misticismo especial, dado que en él se estudió, nada más y nada menos, que la cábala, siguiendo las enseñanzas del rabino francés Isaac el Ciego. Una grupo de callejuelas se abren al visitante, unas empinadas y con escaleras, otras más sencillas, pero todas perfectamente conservadas, manteniendo su ambiente y diseño medieval. Se respira un aire diferente, la magia, el misterio, esos estudios cabalísticos, y quien sabe si alquimistas y de golem, lo envuelve todo.
Y a su lado, la catedral de Santa María. Maciza, iniciada de estilo románico, siglo XI, acabada en gótico del XIII; del primer estilo arquitectónico queda el claustro y la torre. En el museo que hay contiguo se puede disfrutar de una maravilla, del Tapiz de la Creación, románico del siglo XI. Un poco más allá los Baños Árabes del siglo XII, que no son puramente árabes, sino construidos a imagen y semejanza por los posteriores habitantes de la población.
Cruzando de nuevo el Oñar y tras pasar la Iglesia de San Feliu, se llega a la plaza donde se erige una leona, que cuenta con una historia muy interesante y curiosa, aunque lo que más se destaca de ella es el lema que se ha mantenido durante años:
Quien va a Gerona (Girona) “tiene que besar el culo de la leona, si quiere regresar a la ciudad”. El problema es que en el año 2009 se retiraron los escalones que permitían llegar hasta el culo de esa efigie, con lo que es complicado poder cumplir con esta tradición.
Pasear por la ciudad, poder degustar los productos típicos de la cocina gerundense en cualquiera de los cientos de restaurantes de todo tipo que se ofrecen al paso del visitante, es otra posibilidad que complementa lo vivido en el recorrido turístico, por así llamado, aunque quizás debería considerarse un recorrido de admiración y de orgullo, por ver y conocer otra de las maravillas que tenemos en España, donde cada pueblo, cada ciudad, cada paisaje, guarda un “no se qué”, que sorprende e invita a su disfrute.
La campana de Santa María nos anuncia que ya está atardeciendo, y que quizás sea el momento de recogernos, o de terminar la visita. Pero entonces comienza la noche, que nos vuelve a permitir gozar de Gerona/Girona, de otra forma. Volver a admirar lo vivido de día, y también acercase a saludar al río Ter que por allí anda, a veces un poco revoltoso.
Y aunque no se pueda besar el culo de la leona, seguro que esa no va a ser la última visita que se lleve a cabo a este centro histórico, cultural, místico y mágico de Cataluña.
Texto: J. Felipe Alonso es Periodista y Escritor, estudioso de leyendas y costumbres.
Fotografía portada: Tonio Turismo/ Visualhunt
Descubre todas las maneras de llegar y compra tu billete de tren a Girona
Deja tu comentario