En el Triángulo del Arte o el Paseo del Arte, se encuentra la mayor concentración artística del mundo, en poco menos de un kilómetro, el Museo del Prado, el Museo Thyssen-Bornemisza y el Museo Reina Sofía. Tres de las pinacotecas más importantes del mundo, donde se concentran este verano una inigualable oferta de exposiciones.

Según los datos del INE (2017), Madrid recibió casi 12 millones de turistas; 6,2 millones internacionales y 5,6 millones nacionales, y los museos más visitados fueron el Centro de Arte Reina Sofía, con 3,8 millones de visitas; el Museo del Prado, visitado por 2,8 millones de personas y el Museo Thyssen vendió 850.496 entradas.

El constante incremento de turistas a Madrid se ve favorecido también por la oferta de Renfe con sus promociones y ofertas, trenes de alta velocidad, larga y media distancia y la estación de Atocha, que se encuentra dentro del Paseo del Arte.

Las mejores exposiciones en Madrid

Museo del Prado

El Museo del Prado presenta tres exposiciones inéditas que según su director Miguel Falomir, es un conjunto sin parangón en los grandes museos del mundo, donde coinciden Lotto, Rubens y una muestra de pintura italiana sobre piedra; sin olvidar la ampliación de las salas de la segunda planta para exhibir el Tesoro del Delfín y a los maestros de la pintura Flamenca.

Lorenzo Lotto, retratos (hasta el 30 de septiembre de 2018) es la primera exposición dedicada a Lotto como retratista, uno de los grandes del Cinquecento italiano y de los pintores más fascinantes del Renacimiento. Lotto se ocupó de plasmar el estado de ánimo y la personalidad de los retratados, empleó varias tipologías, utilizó el simbolismo, a veces aparente, a veces oculto, y fue importante también por el valor que le dio a los objetos, como elemento para definir el estatus, las aficiones y las aspiración de sus efigiados. Se alejó de alguna manera, de las corrientes principales, y ofreció una alternativa diferente. Esta exposición incluye además una novedad, mostrar objetos similares a los que aparecen en las treinta y ocho pinturas, una quincena de esculturas, joyas, ropas… como homenaje al autor, que era un modesto coleccionista.

In Lapide depictum (hasta el 5 de agosto de 2018), pintura italiana sobre piedra, es una pequeña muestra de obras maestras sobre pizarra y mármol de Tiziano, Sebastiano del Piombo, Daniele da Volterra y Leandro Bassano. Esta exposición reúne arte, historia natural, geología y arqueología.

Rubens. Pintor de bocetos (hasta el 5 de agosto de 2018) incluye 73 bocetos de los 500 que pintó, y se completa con algunos dibujos, estampas y pinturas del autor que dan contexto a los bocetos. Para Rubens el boceto era una parte fundamental de su proceso creativo, por eso se le considera el pintor de bocetos más importante de la historia del arte europeo.

Para Alejandro Vergara, jefe de conservación de pintura flamenca y Escuelas del Norte del Prado, los bocetos de Rubens “Son próximos, muy frescos, un prodigio de imaginación y creatividad. Menos terminados que los cuadros finales, suelen parecer inacabados. Más importante que lo que cuenta en ellos es cómo lo cuenta y lo que nos hacen sentir. Rubens nos invita a mirar de cerca… Para el director del Museo, Miguel Falomir “Es una aproximación a Rubens desde una faceta poco explorada: su proceso creativo, el artista frente a la idea. Dónde acaba la autoría, la producción del taller… Es un precedente de la Fábrica de Warhol. Marca un punto de no retorno en los estudios de Rubens».

La Pintura Flamenca y el Tesoro del Delfín se exhiben ahora en las salas de la segunda planta que el Museo del Prado ha recuperado, fuera del recorrido expositivo desde 2004. La pintura flamenca de los siglos XV al XVII, incluye obras de Rembradt, Jan Brueghel, Clara Peeters y David Teniers, Salomon de Bray y Gabriël Metsu,  y además completa así la instalación de la colección de Rubens en el Prado, la mayor que existe. El Tesoro del Delfín, en el Prado desde 1839, es un conjunto de “vasos ricos” con 144 obras, que perteneció al Gran Delfín Luis de Francia (1661-1711) y que, tras su fallecimiento, heredó su hijo Felipe V (1683-1746), primer Borbón español.  Esta colección única se exhibe con un nuevo montaje para tener una visión más completa. Es la primera vez que en una exposición incluye la obra y una experiencia digital y audiovisual interactiva.

Museo de Arte Reina Sofía

La exposición Dadá Ruso 1914-1924 (hasta el 22 de octubre de 2018), muestra 500 obras de las que unas 250 son pinturas, collages y dibujos; 73 fotografías; 150 documentos y publicaciones, y 22 películas y audios. El arte de vanguardia ruso desde la perspectiva de los cánones de este movimiento, enfatizando el contexto artístico de la Rusia pre y posrevolucionaria y reivindicando su protagonismo dentro de su radicalismo estético.

Eusebio Sempere (hasta el 17 de septiembre de 2018), pintor, escultor y artista gráfico, su obra es el fruto de sus investigaciones sobre geometría y movimiento, basada en el dominio de la línea, la luz y el color. Es uno de los pintores españoles más destacados de la abstracción geométrica y la cinética. Esta exposición se complementa con la de Vasarely del Museo Thyssen.

Artur Barrio. Experiencias y Situaciones (hasta el 27 de agosto de 2018), una retrospectiva del artista portugués que siempre ha luchado activamente contra “el mercado del arte” y la muestra se completa con obras de Hélio Oiticia, Lygia Pape y Lygia Clarke.

Museo Nacional Thyssen-Bornemisza

Victor Vasarely. El nacimiento del Op Art (hasta el 9 de septiembre de 2018). Las 88 obras expuestas ofrecen una visión global de Vasarely, su evolución y desarrollo de la abstracción geométrica, sus principios y reflexiones teóricas y sus experimentos para integrar el arte en la sociedad. Es considerado el padre del op-art (arte óptico), un movimiento que surgió a mediados de 1960 de extraordinaria popularidad. Según el director artístico del museo, Guillermo Solana, Vasarely “tenía el afán de llevar el arte a las masas mediante la explotación de sus imágenes en todos los medios accesibles” desde las minifaldas o camisetas en los años 60-70 hasta colgadas en las consultas, pues su objetivo era “disminuir la distancia entre el arte y la vida”.

Esta exposición es un espectáculo de color y geometría y para el comisario de la exposición, Marton Orosz, el “espectáculo” no está en el lienzo, si no en lo que se deriva de la interacción del espectador con él, y lo que se produce “en la retina”.

Monet/Boudin (hasta el 30 de septiembre de 2018) refleja la historia de una gran amistad y algunos desencuentros y aborda por primera vez la fructífera relación entre el pintor impresionista Claude Monet y su maestro Eugène Boudin. Estas obras no sólo dan a conocer el periodo de aprendizaje de Monet, en el cual Boudin jugó un importante papel, sino también sobre la totalidad de sus respectivas carreras y sobre los orígenes mismos del impresionismo.

Texto y Fotografías: Inés Tortosa es Ferroequinologista

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