Orihuela es una joya envuelta en palmeras, huertas, iglesias, conventos, palacios, plazas y plazoletas. Es la capital de la fértil Vega Baja del Segura, una zona de regadío que bien podría ser la huerta de nuestro país. Su extenso termino municipal, el más amplio de Alicante y el segundo de toda la Comunidad Valenciana, es una enorme caja de sorpresas. Tiene tres campos de golf, playas y el segundo palmeral más extenso de Europa. La alicantina Orihuela es beata, vanguardista, culta y tradicional. Es parte de la Ruta del mítico Rodrigo Díaz de Vivar, y cómo no, es la patria de Miguel Hernández, uno de los grandes de la poesía española.

Una Ciudad Monumental

Orihuela tiene tal Patrimonio que su Casco Histórico ha sido uno de los primeros en nuestro país, allá por 1969, en ser declarado Conjunto Histórico Artístico Monumental. Y además conserva multitud de monumentos que son Bien de Interés Cultural, así que es una de las ciudades más recomendables para los amantes del Arte y del Patrimonio. En cada calle, en cada glorieta y en cada esquina se alzan iglesias, monasterios, conventos, ermitas, palacios, palacetes y casas burguesas de diversos siglos. Y el toque colorista y mediterráneo lo imprimen las fachadas que flotan sobre el cauce del Segura. Así que, pasear por Orihuela, es hacerlo por historia desde el origen de los tiempos hasta nuestros días.

Por la Puerta de la Olma

La forma ideal para la primera toma de contacto con Orihuela es acceder por la Puerta de la Olma, la única que queda en pie después de que Felipe V derribara todas las murallas. Es de origen árabe y conserva perfectos tanto el escudo de la ciudad como la imagen de San Miguel, el protector de la ciudad.

La Puerta de la Olma está adosada al Colegio de Santo Domingo, un monumental edificio que es el más grande de toda la Comunidad Valenciana. El actual colegio fue ha sido ermita, convento, monasterio, y universidad. Se empezó a construir en el siglo XVI, y tiene más de 18 000 metros cuadrados en los que se suceden los estilos gótico medieval, renacentista, barroco y hasta el rococó.

Guarda dos magníficos claustros, tres patios, un refectorio con impresionantes azulejos, tres monumentales portadas y una gran iglesia con una llamativa y colorida torre campanario. La reina Isabel II lo declaró Monumento de las Bellas Artes y ahora es Monumento Nacional, y Bien de Interés Cultural. Y en él se fundó en el siglo XVI, la primera Biblioteca Pública Nacional de España, que sigue funcionando como tal.

La Casa de Miguel Hernández

Muy cerca del Colegio de Santo Domingo está la modesta casa familiar de Miguel Hernández, en la que el poeta vivió junto a sus padres y hermanos más de veinte años, y que hoy es su Casa Museo. Es una vivienda humilde y pequeña donde se puede pasear por la cocina, el comedor, y sus dos dormitorios. Conserva los muebles y el ajuar, y además expone fotografías, documentos, poemas y escritos del gran poeta y dramaturgo español. Detrás de la casa está el patio con pozo, un pequeño cobertizo lateral para el ganado y, al fondo, contra la rocosa pared del monte de San Miguel, el diminuto huerto donde aún se alza la pequeña higuera bajo la que se sentaba para escribir: Mi carne, contra el tronco, se apodera/ en la siesta del día/ de la vida, del peso de la higuera.

Miguel Hernández nació en una modesta familia de pastores, y desde los siete años ayudaba a su hermano Vicente a cuidar de las cabras. A los nueve empezó a ir a las Escuelas del Ave María, donde por cierto, también estudió Gabriel Miró. Estas escuelas están pegadas al Colegio de Santo Domingo, a sólo unos pasos de su casa, en la calle que por aquella época se llamaba calle de Arriba. Orihuela fue el territorio de Miguel Hernández hasta que se marchó a Madrid y entabló amistad con Alberti, Rosales, Bergamín, Aleixandre y Neruda. Y muy cerca de la casa del poeta esta la Fundación Miguel Hernández, un moderno edificio con salas para lectura, encuentros y exposiciones.

La Catedral del Salvador y Santa María, el Palacio del Obispo, y las Santas Justa y Rufina

La Catedral del Salvador y Santa María puede parecer pequeña, pero es una auténtica joya del gótico. Se comenzó a construir en el XIII sobre la mezquita, que luego fue iglesia hasta que en el XVI se convirtió en Catedral. Una de las muchas singularidades de San Salvador y Santa María es que tiene tres puertas: la de las Cadenas, la de Loreto y la de la Anunciación. Es Bien de Interés Cultural y no es para menos, porque en sus dos plantas hay tres magníficas naves donde destacan su órgano barroco, la rejería y el coro. La parte más antigua de la catedral es su cuadrada torre, que en tiempos albergó una prisión.

Y casi tocando la Catedral se alza el Palacio Episcopal, más conocido como el Palacio del Obispo, que también es Bien de Interés Cultural y además, es el palacio más grande de Orihuela. Hoy es la sede del Museo Diocesano de Arte Sacro donde se exponen cerca de 200 obras, algunas de valor incalculable como La Tentación de Santo Tomás de Aquino, de Velázquez, que solo ha salido de Orihuela en cuatro ocasiones: dos para ser expuesto en el Museo del Prado, una en la National Gallery de Londres y otra en el Louvre de París. En él también se puede admirar su importante colección de pintura, esculturas y orfebrería datadas entre los siglos XIII y XIX.

La Iglesia de las Santas Justa y Rufina, es otro imprescindible en Orihuela que también es Monumento Nacional. Esta singular iglesia se reconoce fácilmente por la torre gótica del campanario, sus inconfundibles gárgolas y las esculturas que representan a animales fantásticos. Está levantada sobre una mezquita y su nombre hace honor a las patronas de la ciudad, las santas Justa y Rufina que según la tradición, fueron hechas mártires durante la reconquista de la ciudad en 1243.

Entre palacios, casonas y modernismo

Impresionante el palacio de los Duques de Pinohermoso, que acoge el Archivo Histórico de Orihuela y la biblioteca pública universitaria que es la más antigua de España. Y también el palacio del Marqués de Rafal; y por supuesto el barroco palacio Tudemir, que hoy es un hotel que conserva su magnífica portada, su valiosa escalinata, sus azulejos, sus tapices y los frescos de su cúpula. Y entre estos colosales edificios también está la propiedad de los marqueses de Ruvacalba, palacio que construido en 1930. Y muy interesante la modernista Casa Villaescusa, que aunque se llama así por el nombre de su dueño, es más conocida como la Casa Colón. Con amplios miradores y temas vegetales, este palacete azulón se construyó en 1915.

Territorio museístico

No hay que dejar Orihuela sin visitar el Museo de La Muralla, que nació gracias a las excavaciones en un caserón donde se descubrieron viviendas y baños árabes adosados a la antigua muralla, que se pueden contemplar en un recorrido subterráneo. Así como el museo de la Semana Santa, que es de Interés Turístico Internacional; y el de la Reconquista que está en la Casa del Festero donde se muestra el universo de la importante fiesta de Moros y Cristianos. Además de los muchos conventos que se conservan y que se pueden descubrir gracias a una Ruta Turística que los muestra.

Huerta de Orihuela

Y un paraje sugerente de esta desconocida zona es la enorme Huerta de Orihuela, que está surcada por el rio Segura. Su ecosistema es único en el mundo, solo existen 10 ejemplos en todo el planeta, y cuatro de ellos en España están en nuestro país. Porque además de la Huerta de Orihuela, España disfruta de la Huerta de Granada, la Huerta de Murcia y la Huerta de Valencia.

La de Orihuela tiene un sistema de regadío musulmán con algunas partes de su trazado intactas desde el medievo. Así que la riqueza de su huerta y su enclave geográfico hizo que Orihuela fuese codiciada por todos durante la Edad Media, aunque su época de máximo esplendor se dio en el siglo VIII cuando llegaron árabes y bereberes y la convirtieron en la provincia de Tudmir. Y sin duda, otro lugar para perderse en Orihuela es el Palmeral de San Antón, el segundo más grande de España tras el de Elche. Así que para disfrutar de las mejores vistas de la ciudad, de su huerta y de su palmeral, hay que subir hasta las ruinas del castillo de Orihuela, un mirador espectacular y desconocido.

Texto y Fotografías: Irene González es Periodista de viajes, consultora de comunicación, y fotógrafa. Colabora en Gente Viajera de Onda Cero, y en la revista Viajar. 

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