Después de un año de paréntesis provocado por la pandemia, regresa el tren turístico de Cercanías Madrid que más temporadas lleva con nosotros, 24 ediciones. El Tren de Cervantes. Es bastante probable que lo hayáis visto en los carteles de trenes y estaciones del núcleo madrileño, en anuncios de megafonía, en RRSS, pero lo mejor no es verlo o que te lo cuenten sino vivirlo en primera persona.

Con motivo de la pandemia, las restricciones y evitar al máximo los contactos, hicimos la compra por la web de Renfe en vez de en la taquilla (aunque luego me comentaron otros turistas que ellos lo hicieron en las oficinas de venta – la promo 2+1 – y también muy rápido). En la web de Renfe fácil: varios pasos, identificación para mayor control e impresión de los billetes. En nuestro caso 22€ por persona, pero existe la oferta de 2 adultos + 1 niño y el pequeño (de 4 a 11 años) sale gratis. Esa opción debe comprarse de manera presencial. Todas las entradas deben validarse el día del viaje en las máquinas autoventa de la estación.

En mi caso, compré las entradas el martes. El día del viaje el interventor me comentó que la venta se cierra 48 horas antes del recorrido (así que los usuarios que lo dejan para el último momento recordar que la venta para el sábado se cierra el jueves a las 23.59 horas, dando tiempo para organizar los grupos y plazas disponibles de cada sábado).

¡Nos vamos de viaje!

Llegamos puntuales a la estación de Atocha. Frente a la oficina de Atención al Cliente de Cercanías junto a los tornos nos fuimos reuniendo parejas, familias con niños (preferiblemente a partir de 6-7 años para que no se aburran) o incluso grupos de amigos. Todos al Tren de Cervantes. Con mascarilla y distancia de seguridad entre nosotros, pero se nos veía con ilusión y expectación por ver qué nos íbamos a encontrar ese último sábado de septiembre a las 10.15 horas.

De repente, varios actores aparecen en escena y nos dan la bienvenida. Se abren los tornos, nos revisan las entradas y nos acompañan a la vía 4 (que ya está sonando por megafonía y anunciado en los teleindicadores) donde nos espera nuestro tren turístico.

Un interventor, en la misma entrada del tren, comprueba de nuevo nuestras entradas y, una vez dentro del coche, dos “Cervantes” nos invitan a decidir si queremos ir a la izquierda o a la derecha del tren. Tomada la decisión, buscamos asiento y en cuestión de minutos…empieza la aventura.

Recorrido sin paradas hasta Alcalá de Henares que se pasó como un suspiro. Los actores nos hacen participar, a mayores y pequeños, y nos ilustran con “sinalefas”, autores y versos de los coetáneos de Miguel de Cervantes. Tenemos que meternos en harina para ese viaje cultural en todos los sentidos. Llegamos a Alcalá de Henares. Empieza la visita sin darnos cuenta. Es un tour guiado con anécdotas que nos conduce por las calles del municipio disfrutando de monumentos, explicaciones y curiosidades que nadie sabía.

Paseo de la Estación, Calle Libreros, Plaza de Cervantes con referencias al Corral de Comedias y a la Capilla del Oidor, Calle Mayor, Plaza de las Bernardas, Museo Arqueológico Medieval y la Casa de la Entrevista.

El estandarte de “El Tren de Cervantes” preside la comitiva. Somos 20 en nuestro grupo y los turistas y habitantes de Alcalá de Henares se sorprenden de la llegada de tales “vuestras mercedes”. Más actores se unen al séquito de manera “espontánea” y hasta terminamos bailando.

Todo antes de comer. Recomendación: Ropa y calzado cómodo, algún “piscolabis” y bebida en el bolso o mochila para hidratarnos y muchas ganas de pasarlo bien. En nuestro caso, Óscar y Yolanda teatralizan situaciones de la época de Miguel de Cervantes o Quevedo y Paula, nuestra guía turística, aporta datos, historia y curiosidades de la ciudad.

Después de preparar entre todos “un gran menester”, tenemos tiempo libre para comer. 2 horas

Más recomendaciones: Podéis reservar previamente (si es posible) en cualquiera de los restaurantes y bares que hay por el centro de la ciudad. O buscar lo que os apetezca porque no suele haber problemas de aforo y la oferta culinaria es muy variada. Si sois golosos, no os perdáis de postre “la costrada de Alcalá”. Hay que coger fuerzas para el tour de la tarde.

Después de comer, nos volvemos a reunir. Yolanda, Paula y Óscar nos esperan en la Plaza de los Santos Niños enfrente de la Catedral Magistral.

Recorremos la Plaza de San Diego y llegamos a la Universidad. No os contaré nada de lo que allí veréis porque es digno de vivirlo. Solo decir que me sentí como una galardonada de “Los Premios Cervantes” y hasta me batí en duelo en su interior. Reconozco que ahora que sé tanto de la Universidad de Alcalá de Henares, me siento privilegiada de estar en el siglo XXI y poder tener la oportunidad de estudiar y no como María Isidra de Guzmán y los problemas que vivió en el Siglo de las Luces.

Tras un casting “improvisado” en plena calle al son de “No es verdad ángel de amor…”, entrega de premios a los viajeros más “teatreros” y una foto de familia. Los que quisimos, volvimos con nuestros acompañantes a la estación en un ambiente muy distendido. El otro grupo (20 viajeros más) se nos unió en la entrada de la estación y regresamos al tren que esperaba nuestra llegada para la vuelta a Atocha.

Los que se quisieron quedar disfrutando de Alcalá (eran las 18.00 horas) podían hacerlo. Con la misma entrada de El Tren de Cervantes puedes realizar tu viaje de vuelta en un tren de Cercanías hasta el día siguiente, incluso si quieres pernoctar en la localidad.

Ya en el tren, directo a Atocha, seguimos con actividades, risas y charlas con los actores que, ya sin sus ropajes, nos mostraron a las personas que se escondían detrás. La cercanía y buen hacer hicieron que el Tren de Cervantes fuera una experiencia cultural y turística diferente que tardaré tiempo en olvidar.

Texto y Fotografías: Raquel Sanabria Fernández / Gerencia Comercial en Cercanías Madrid.

No te pierdas la aventura y compra el billete al Tren de Cervantes aquí.