Viajar a Salamanca es revivir en cada paso momentos que marcaron la historia y el devenir de nuestro país. Ciudad de cultura, bañada por el río Tormes, las aguas de la sabiduría emanan de sus ilustres vecinos de antaño: Nebrija, Fray Luis de León, Unamuno o Torrente Ballester. Pero Salamanca es hoy una ciudad dinámica y alegre, que cuida de su patrimonio e incentiva el turismo. Si estás pensando en esta ciudad para una escapada de fin de semana, te damos unas ideas sobre cómo invertir tu tiempo en un recorrido gastronómico y cultural.

Si algo no falta en una visita a Salamanca eso es cultura. El universo cultural auspiciado por la actividad de la Universidad ha sido uno de los ejes vertebradores de la vida de la ciudad. El centro histórico de Salamanca es relativamente pequeño y fácil de abarcar a pie, ponte en marcha nada más bajar del tren.

Ruta por la ciudad dorada en dos días

Te proponemos que inicies la ruta entrando por uno de los arcos de la Plaza Mayor. Si es la primera vez que la visitas, muy probablemente quedarás admirado por esta bellísima plaza y su decoración barroca. En las enjutas de los arcos del piso inferior se pueden ver una gran serie de medallones que recorren la historia de España y de la región: Reyes, Santos, literatos y poetas pueblan la plaza dando pistas de su importancia histórica. Un consejo, si estás justo en la Plaza Mayor a la hora del atardecer te sorprenderás por el efecto que causa en visitantes y ciudadanos el encendido de las luces cada día.

Trenes a Salamanca

Plaza Mayor de Salamanca.

Dirige tus pasos hacía el arco que da a la Iglesia de San Martín, encontrarás un rincón encantador junto a la Plaza del Corrillo. Allí se recuerda a un ilustre habitante de la ciudad, el poeta Adares, que vendía su poesía en las calles. Encamínate hacia la Rúa Mayor, esta calle peatonal se abre frente la fachada renacentista de la Iglesia de San Martín y llega hasta la Plaza de la Catedral. A ambos lados de la calle se sitúan un sin fin de establecimientos de todo tipo, tiendas de souvenirs y recuerdos, embutidos y bares donde siempre es agradable hacer un alto en el camino.

Si alzas la mirada, a la altura de la escultura en honor a Fray Luis de León encontrarás el interesante palacio del siglo XV hoy convertido en biblioteca, la Casa de las Conchas. Su fachada, decorada con conchas y preciosos ejemplos de rejería plateresca, esconde una leyenda, en una de las Conchas se encuentra un tesoro…

Frente a la Casa de las Conchas se alza el magnífico Colegio de la Compañía de Jesús, comúnmente conocido como la Clerecía. Este edificio es uno de los conjuntos más grandes de Salamanca, hoy es la sede de la Universidad Pontificia de Salamanca y, por supuesto, se puede visitar. Una de las visitas más interesantes es la que da acceso a las torres de la iglesia, a las que se puede acceder incluso, durante algunos días de forma nocturna.

Cómo llegar a Salamanca

Universidad de Salamanca.

Volviendo sobre nuestros pasos, continuamos hacia la Plaza de la Catedral, aunque en Salamanca no hay una sino dos. Indispensable para cualquier visitante es descubrir el interior de las dos catedrales salmantinas, la menor en tamaño o “vieja” es la más antigua medieval, la mayor en tamaño o “nueva” se inicia en el primer tercio del siglo XVI. Caminando durante esta ruta, ya te habrás dado cuenta del tono dorado de Salamanca, un tono brillante que ilumina todos los días de sol y que al atardecer se convierte en un color rojizo intenso y brillante.

El interior de las dos catedrales es imponente, puedes visitar las diferentes capillas y claustros, recorrer la girola en la “nueva” y algunos de los lugares que fueron las primeras aulas del estudio salmantino en la “vieja”. No te pierdas el recorrido por las partes altas de la Catedral, las torres y las terrazas, Ieronimus se ha convertido en una de las propuestas más interesantes de Salamanca.

Tren a Salamanca

Plaza Mayor de Salamanca.

En la Plaza de la Catedral se sitúan algunos otros bellos edificios que dan a este lugar un encanto único. Frente a la Catedral, la Iglesia de San Sebastián y el Palacio Anaya con sus majestuosas columnas, en la actualidad es la sede de la facultad de filología. Si visitas la ciudad en un día de diario puedes pasar por la cafetería de la facultad, situada en las antiguas caballerizas, con una infinidad de tapas, pinchos para los salmantinos, con las que alegrar el estómago.

Si desciendes por la Calle Tostado encontrarás otra de las plazas más bellas del recorrido, la del Concilio de Trento. Allí, en uno de los laterales se encuentra el Convento de las Dueñas, uno de los mejores exponentes de la arquitectura salmantina del siglo XVI gracias a su original claustro poligonal con decoración en zapatas y arcos. Al fondo, la magistral fachada del Convento de San Esteban, los Dominicos. Este conjunto artístico llevado a cabo en su gran mayoría en el siglo XVI, albergó al mismísimo Cristóbal Colón en su encuentro con la reina Isabel de Castilla. El superior de los dominicos en la época, Fray Diego Deza fue uno de los principales apoyos de Colón para conseguir la financiación para su viaje.

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Colegio de Fonseca

A estas alturas del día, seguramente estés cansando y el resto de la ciudad la veas en una segunda jornada. Comiénzala prácticamente donde lo dejamos, entre la Catedral y San Esteban. Si te diriges a la parte posterior de la Catedral, el Patio Chico, encontrarás un jardín hermoso, nacido de la literatura. Es el Huerto de Calisto y Melibea, recuerda el romance que estos amantes vivieron en la Celestina, obra inspirada en la ciudad. El Huerto está circundado por los muros de la antigua muralla de Salamanca, de la que no quedan demasiados restos.

No muy lejos de aquí encontrarás dos museos interesantes, uno de ellos, el de la Casa Lis, es uno de los más visitados de Castilla y León. Se encuentra situado en un bonito palacio modernista, ejemplo único de este estilo en la ciudad. No menos bellas son las colecciones que acoge, entre las que destaca la de Crisoelefantinas, o lo que es lo mismo, pequeñas esculturas talladas en marfil y muy representativas de los últimos años del siglo XIX. Prácticamente al lado de la Casa Lis está el museo de la Logia Masónica, un original espacio en el que además de archivos, documentos y objetos relacionados con la masonería y el Archivo de la Guerra Civil, hay una recreación de una auténtica logia masónica.

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Vistas desde la Clerecía.

Si te gustan los espacios al aire libre, este es un buen momento para acercarte a visitar el Puente Romano. Uno de los mejor conservados de España y que une el centro de Salamanca con el barrio del Arrabal. También puedes continuar la visita volviendo por la calle de Tentenecio, cuyo nombre ilustra una antigua leyenda salmantina, cuando San Juan de Sahagún, patrón de la ciudad consiguió parar allí a un toro que se había escapado diciéndole: Detente necio. A las puertas de la Catedral Vieja se encuentra el Palacio Episcopal, uno de los principales centros de operaciones durante la Guerra Civil Española.

Llegamos a la zona universitaria, en la calle libreros, justo detrás del Palacio Episcopal, se encuentra el edificio de las Escuelas Mayores, el patio de Escuelas Mayores, el de Escuelas Menores y el Museo de Bellas Artes de la provincia. Si te gusta el turismo cultural has hecho bien en visitar Salamanca, lugares monumentales y artísticos no faltan.

Alvia Salamanca.

Patio de Escuelas Mayores.

El patio de Escuelas Menores es un bonito ejemplo de arquitectura civil renacentistas. Lo curioso de este patio son sus arcos mixtilíneos y una de las salas que encierra. Allí se encuentra el mismísimo Cielo de Salamanca, la antigua bóveda decorada que cubría la antigua biblioteca universitaria. Es uno de los lugares más bellos de la ciudad y bastante poco visitado.

Las escuelas Mayores son famosamente conocidas por su fachada historiada e histórica. Aunque el año de construcción de esta “fachada rica” sigue siendo un misterio, no lo es para los visitantes la no menos famosa rana que todos buscan con la intención de aprobar el curso. Así, cuenta la leyenda universitaria que los exámenes no se te resistirán si eres capaz de encontrar esa rana entre la maraña decorativa. La decoración plateresca de esta portada llama la atención sin duda, presidida por los dos grandes medallones de los Reyes Católicos y poblada de imágenes alegóricas es uno de los mejores exponentes el renacimiento español. El tono dorado de su piedra, en la caída del sol se tiñe de fuego. Ese tono dorado es propio la piedra arenisca de Villamayor, una localidad a pocos kilómetros de Salamanca, con ella han construido la mayoría de los edificios salmantinos. El interior de la Universidad es visitable, en él una de las mejores bibliotecas universitarias del mundo, varias salas históricas y la capilla donde todavía se celebran bodas.

La calle Libreros desemboca prácticamente en la Clerecía, desde allí tomaremos la Calle Compañía, la más significativa de la ciudad. Pasear por ella es volver al pasado ya que muy poco ha cambiado de lo que fue aquella calle en el siglo XVII tras la construcción del colegio de la compañía. Al final de la calle, flanqueada por iglesias como la de San Benito o palacios típicamente salmantinos del siglo XVI, se encuentra el Convento de las Agustinas. No dejes de admirar, en su iglesia, el retablo de José de Ribera, con una de las imágenes de la Inmaculada más reproducidas en el mundo.

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Casa de las Muertes – siglo XVI.

Frente a las Agustinas se erige el Palacio de Monterrey, un espectacular conjunto arquitectónico con decoración renacentista que pertenece a la Casa de Alba y donde todavía hoy pasan algunos días al año. Termina nuestro recorrido unos pasos más allá, junto a la casa que fue morada de Miguel de Unamuno y su contigua Casa de las Muertes. En esta curiosa plazuela en la que se mezcla el Convento de las Úrsulas con el famoso pub Garamond, hay numerosas terrazas que en las tardes de buen tiempo hacen las delicias de salmantinos y turistas.

Quedarán por ver algunos otros edificios interesantes, los Palacios de Garcigrande o de Boal, imagen de la sociedad salmantina del siglo XVI o el Colegio del Arzobispo Fonseca, con uno de los patios más espectaculares de Castilla y León. Pero, ¿por qué no volver a Salamanca en otra ocasión?

Turismo gastronómico en Salamanca

Después de un intenso día cultural en Salamanca no ha nada como darse un buen homenaje gastronómico. La buena cocina no falta en la ciudad, repleta de bares de pinchos es muy habitual hacer este tipo de recorridos ” ir de pinchos” para sustituir cualquier comida o cena.

Alrededor de la Plaza Mayor hay numerosos establecimientos para tomar tapas, el Mesón Cervantes, Don Mauro o Berisa siempre concurridos tienen barras infinitas de pinchos. Si te gustan las tapas de plancha el restaurante Bambú es uno de los mejores y por ello casi siempre está abarrotado. Las tapas de plancha como lomo o pinchos moruno, pinchos de tortilla rellena, jeta, chanfaina, patatas bravas, revueltos, morcilla, etc… siempre están presentes en los bares salmantinos. Estos platos también han dejado paso y lugar para otras recetas más elaboradas y modernas que en los últimos años han ido cubriendo las necesidades de los habitantes de la ciudad. Por ello, no será extraño que te dejes caer por el Cuzco si quieres probar un buen tartar de atún o por Azogue Viejo para degustar un carpacho de buey.

Cómo llegar a Salamanca

Pincho de Morcilla.

Los embutidos y productos del cerdo y la carne de morucha pueblan las cartas de los restaurantes salmantinos. Los de toda la vida, donde se come muy bien, como Casa Paca o los últimos en llegar, donde te chuparás los dedos, como Corte y Cata. El mercado de abastos puede ser un buen lugar para hacer algunas compras, aunque no se trata de un mercado turístico su exterior es muy interesante.

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Hamburguesa de morocha.

No faltan propuestas gastronómicas en esta ciudad, por supuesto no te olvides de probar algunos de sus dulces: perrunillas, mantecados, o de llevar un trozo de hornazo para el camino de vuelta en tren.

Texto y Fotografías: Paloma Lucas es Historiadora de Arte y autora de Un blog de Palo 

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