Visitar Zaragoza aprovechando un fin de semana puede ser un excelente plan. La capital aragonesa alberga el que es uno de los más importantes lugares de peregrinación de España: la Basílica de Nuestra Señora del Pilar, patrona de la Hispanidad.
Sin embargo, más allá del que es su monumento más conocido, la visita a Zaragoza permite conocer una ciudad amable, con una oferta cultural de primer orden y con un recorrido monumental nada despreciable. Además, situada a medio camino entre Barcelona y Madrid, los trenes de alta velocidad permiten plantarse en la capital del Ebro en menos de hora y media desde estas dos ciudades españolas. En este post te vamos a contar algunos de los lugares que no te puedes perder en una visita de fin de semana a Zaragoza.
La Basílica del Pilar, Patrona de la Hispanidad
Si un monumento define Zaragoza es la Basílica de Nuestra Señora del Pilar. El templo, del siglo XVII, está considerado una obra importante del barroco aragonés. Sin embargo, lo que la ha convertido en el verdadero símbolo de Zaragoza y que atrae año tras año a millones de peregrinos, es la existencia de la pequeña imagen de la Virgen del Pilar. Se trata de una pequeña talla de madera, de menos de 40 centímetros de altura, de estilo gótico tardío. La estatua se atribuye al imaginero Juan de la Huerta y alude al pilar que la Virgen María habría traído a Zaragoza, allá por el año 40 de nuestra era, a fin de que una capilla fuera edificada con el mismo.
Más allá de la propia imagen, la Basílica alberga varios tesoros, como el maravilloso retablo, obra de Damián Forment, o los frescos de las cúpulas. Algunos de ellos llevan la firma de Francisco Goya.
La Seo de Zaragoza y la Lonja
La Plaza de la Seo, adyacente a la del Pilar, alberga dos monumentos de imprescindible visita, además de la estatua que honra a Goya. El primero es conocido como La Lonja y fue sede de la antigua bolsa de comercio. Se trata de un gran edificio del siglo XVI que nos recuerda la importancia de Zaragoza en época medieval. Edificios semejantes se pueden encontrar en todas las grandes ciudades de la Corona de Aragón de la época: desde Barcelona hasta Mallorca o Valencia. La lonja de Zaragoza es un precioso edificio a medio camino entre el gótico y el renacimiento. Edificado en ladrillo, como tantos edificios de la capital aragonesa, su interior nos presenta una armónico conjunto de columnas que sustentan una estrellada bóveda. En la actualidad, la Lonja de Zaragoza desempeña las funciones de sala de exposiciones y es de acceso gratuito.
En esta misma plaza no hay que pasar por alto la Seo. Se trata de otro de los grandes monumentos que hay que ver en Zaragoza, aunque a menudo queda eclipsada por la Basílica de Nuestra Señora del Pilar. La Catedral, que forma parte de la lista del Patrimonio Mundial gracias a su parte mudéjar, está edificada en una mezcla de estilos propio del paso del tiempo. La verdad es que su austera fachada no hace suponer la riqueza de su interior. Al visitarla, reconoceremos detalles románicos, góticos, renacentistas o mudéjares. Imprescindible resulta visitar el Museo de Tapices de la Catedral, que es uno de los mejores de Europa en su ámbito.
El Palacio de la Aljafería y el mudéjar aragonés
Son varios los edificios zaragozanos que forman parte del Patrimonio de la Humanidad en una nominación conjunta que incluye varios de los más destacados ejemplos del mudéjar aragonés. Uno de ellos es el Palacio de la Aljafería, sede actual del gobierno autonómico. La Alfajería es un enorme palacio-fortaleza que nos recuerda el paso de las huestes musulmanas por la Península. Se trata de una de las joyas de la arquitectura hispano-musulmana de principios del segundo milenio. En este semtido, merece la pena detenerse en las yeserías de sus patios islámicos, así como en el precioso oratorio que alberga un deslumbrante minrab de líneas árabes.
Con la conquista de Zaragoza por parte de las tropas cristianas, la Alfajería fue renovada. En el Palacio de Pedro IV encontramos varias soluciones mudéjares que forman parte del Patrimonio Mundial. Tampoco le van a la zaga las aportaciones de la segunda mitad del siglo XV en lo que se conoce como Palacio de los Reyes Católicos. El artesonado del Salón del Trono resulta deslumbrante.
Pero no es el Palacio de la Alfajería el único ejemplo del mudéjar que merece la pena ser visitado en Zaragoza. La iglesia de San Pablo, una de las primeras de Zaragoza, es otra muestra excelente. El retablo mayor es una joya renacentista obra de Damián Forment. Sin embargo, el punto culminante de la visita la ocupa el ascenso a la torre mudéjar de la iglesia. Desde lo alto, las vistas de la ciudad de Zaragoza compensan el esfuerzo del ascenso.
Las torres mudéjares de las iglesia de la Magdalena y de San Blas, aunque no incluidas en la lista de la Unesco, son igualmente merecedoras de una visita.
La Zaragoza romana
Aunque los íberos ya se habían establecido a orillas del río Ebro, fueron los romanos quienes fundaron la ciudad de Caesaraugusta, en el año 14 aC. De éste nombre ha derivado el actual de Zaragoza. El desarrollo arqueológico llevado a término desde la segunda mitad del siglo XX ha sacado a la luz un buen número de vestigios de aquella ciudad romana. En la actualidad, y formando parte de los Museos Arqueológicos de Zaragoza, resultan de fácil acceso. Se trata de cuatro museos que dan lugar a la que es conocida como Ruta de Caesaraugusta.
Desde la misma plaza de la Seo podemos acceder, por ejemplo, a lo que fue el Foro de la ciudad romana, que nos remite a los tiempos de Augusto. Sin embargo, es el museo dedicado al antiguo teatro romano, que alberga los restos de aquel equipamiento, el que acoge lo más interesante de los vestigios de aquella población fundada a fin de convertirse en hogar de los veteranos de las Guerras Cántabras. El teatro fue descubierto en 1972. De manera fortuita, como suele ocurrir en estos casos. Durante este paseo por la Caesaraugusta podremos conocer también parte de su importante puerto fluvial y de sus viejas murallas.
Los museos de Zaragoza
No quiero terminar este paseo de fin de semana por Zaragoza sin nombrar algunos de los mejores museos de Zaragoza. Uno de los más interesantes en el Museo Pablo Gargallo, que recoge la obra del que fuera uno de los mejores escultores españoles del siglo XX. Gargallo desarrolló gran parte de su obra en Barcelona, donde trabajó para los mejores arquitectos modernistas del momento, incluido Domènech i Montaner. Sin embargo, es en Zaragoza donde podemos disfrutar de su museo, que alberga obras de la excelencia de El profeta o el Homenaje a Chagall.
No menos importante resulta el Museo de Goya, que recoge la obra del más universas de los pintores aragoneses. El Museo, que pertenece a la Fundación Ibercaja, nos presenta un recorrido por su vida y su obra, incluyendo sus célebres grabados.
Por último, no quiero cerrar el artículo sin hablaros del Patio de la Infanta o Patio del Palacio Zaporta. Se trata de uno de los más maravillosos ejemplos del Renacimiento español que, sin embargo, muy a menudo pasa desapercibido. El patio, que fue transportado piedra a piedra hasta su ubicación actual, forma parte de la Sede de Ibercaja y es de acceso libre. En la balconada de este patio cuadrado destacan las imágenes de varios monarcas españoles, incluidos Fernando de Aragón y Carlos I.
Texto y Fotografías: Jordi Martínez es autor del blog de viajes y etnología Mil viatges
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