Oporto es un destino de alguna manera obligado/obrigado (agradecimiento en portugués) para todos aquellos que quieran sentir a través de todos los sentidos el sentir de una ciudad. Sin ser excesivamente grande en cuanto a población (237.584 habitantes según datos oficiales) tiene una proyección de gran urbe y al mismo tiempo un carácter cercano que la hace tremendamente hospitalaria.

Está llena de colores. La ribera del Duero, con un amplio espectro de todo tipo de locales, ponen a los pies del viajero y del río las vistas al puente Luis I, que une Oporto con Vila Nova de Gaia; amenizando las vistas con música y artistas urbanos para disfrutar de esa riqueza cultural que ofrece la ciudad.

Oporto tiene muchas posibilidades para el viajero

La gastronomía es un plato fuerte, como en todo el país; Portugal. Las francesinhas, el bacalhau a brás o el frango grelhado son algunos de los platos típicos que se pueden probar o redescubrir en muchos restaurantes. Dulces aparte, las confiterías también se convierten en una vista obrigada donde se pueden probar los famosos dulces portugueses pastéis de Belém.

Perviven los locales  más modernos con los más tradicionales; ejemplificando esa mezcla casi perfecta entre lo de ahora y lo de antes. Como los platos sencillos, pero sabrosos, de lugares como la Churrasqueria Lameiras en el centro de Oporto.

Las vinotecas emergen acogedoras entre los colores de las casas. En ellas también se encuentra una amplia variedad de caldos, como el conocido vinho verde.

El arte, otro de los atractivos de Oporto

Muros grises, o fachadas más vejadas han ido poco a poco tiñéndose de color con murales elaborados que sirven, en esta ocasión, de marco para los recuerdos fotográficos de los viajeros.

Al mismo tiempo sirven para mostrar la convivencia de esa mezcla arquitectónica, que contrasta con la tradición de los característicos azulejos de muchos edificios como los de la “Capilla de las Almas” construida sobre principios del siglo XVIII y que se ubica en plena efervescencia de gente y núcleo también de grandes marcas en la calle Santa Catarina.

La página de turismo del Ayuntamiento de Oporto dedica un apartado especial a todos aquellos que quieren hacer un recorrido turístico por los principales lugares donde se encuentran estos identificativos azulejos.

Azulejos, como el de la estación de tren de “San Bento” situada en el centro, donde su belleza y ambiente captan la atención de los visitantes. Un fin de viaje, o un comienzo para descubrir esta ciudad agradecida y llena de contrastes.

Desde Vigo y hasta Oporto existen en la actualidad dos servicios diarios por sentido entre ambas ciudades bajo el nombre comercial de “Tren Celta” que permiten viajar, fruto de un acuerdo entre ambos países y ambas compañías ferroviarias, con un billete único.

Texto y Fotografías: Andrea López es Periodista

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