Si coges el tren en días de mucha afluencia de viajeros, habrás visto que en ocasiones es el doble de largo de lo habitual, que tienes que recorrer el andén entero hasta encontrar tu plaza. Eso es lo que los ferroviarios llamamos un tren “en doble composición”. Como las circulaciones tienen ya sus horarios establecidos y no es sencillo ni operativo poner trenes en otros horarios, solemos duplicar la capacidad de plazas haciendo que dos trenes circulen juntos en el mismo horario. De este modo, podemos poner en marcha trenes con hasta 800 plazas para viajes de larga distancia.

Muchos sabéis ya que un tren moderno no se compone de vagones sueltos que se van uniendo a una locomotora; hoy hablamos de vehículos ‘indeformables’, es decir; un número fijo de coches según el modelo, con una cabeza tractora en cada extremo. Por ejemplo, el Ave S102, el “pato”, tiene 12 coches mientras que el Ave S100, tiene 8. Y en el caso de los Cercanías, el mismo modelo puede llevar de dos a seis coches, porque distintas rutas y horarios necesitan diferente capacidad.

Así, si queremos aumentar la oferta de plazas en uno de nuestros trenes, no podemos ‘añadir vagones’, sino que tenemos que unir dos o más unidades completas. En este vídeo podéis ver cómo funciona un ‘scharfenberg’

¿Qué es un ‘scharfenberg’?

Los trenes en doble composición son dos unidades autopropulsadas unidas. La clave de esa unión nos lleva a un ingeniero alemán; Karl Scharfenberg, que inventó y patentó el sistema que lleva su nombre a principios del siglo XX. Cien años después, su sistema de enganche no ha cambiado sustancialmente. Los ganchos salen de los dos trenes y se producen dos tipos de conexión para garantizar la unión del tren motriz con el tren de cola: una eléctrica, para garantizar la transmisión de datos, y otra neumática, para garantizar el sistema de frenado.

Esperamos haber resuelto alguna de tus dudas y descubrir la respuesta a una pregunta que nos hacéis a menudo: “¿Qué es ese compartimento cerrado que hay en el morro de los Ave? ¿El capó…?”

Audiovisual: Daniel Grandell