Profesionales en Renfe cita en las oficinas próximas a la estación de Atocha en Madrid a Beatriz Lamas, gerente de Área de Gestión en la Innovación de Personas y Comunicación Empresarial. La protagonista de hoy dedica los primeros minutos de nuestro encuentro a presentarme a los miembros de su equipo: Isabel, Rosana, Belén y Eduardo, y anticipa que no están al completo; María se ha despertado de madrugada para conocer de cerca un simulacro en un túnel en Extremadura, y Ernesto se encuentra en modo teletrabajo. Y al frente está ella, mujer autoexigente y perfeccionista a quien le motivan los retos, arriesgar, escuchar más que hablar y trabajar en equipo. También le apasiona el cine en versión original, los libros que esconden historias por descubrir, nadar alejada de la costa, su Vigo natal, el yoga y ponerse los guantes de boxeo (esto último es literal) como la mejor de las terapias para dejar atrás el estrés y esquivar los obstáculos diarios. Empezamos.

Antes de adentrarnos en su cometido actual, detállenos cuáles fueron sus inicios en Renfe.

Ingresé con 16 años en una de las últimas promociones de la Escuela de Aprendices en Madrid, en la especialidad de ajustador montador. Aprendí a soldar y otras muchas tareas que no sé si me han servido para mucho desde el punto de vista práctico, aunque tal vez, mirado con perspectiva, sí me han ayudado a lo largo de mi vida, tanto personal como profesional, a forjarme. Finalizado ese ciclo formativo, comencé a trabajar en el taller de Villaverde al que estuve adscrita cinco años.  Empezar en Renfe desde un taller me ha dado una perspectiva más real y completa de la empresa. Durante todo aquel periodo, continué estudiando por mi cuenta otras materias.

¿A qué otras materias de estudio se refiere?

Al igual que muchos compañeros y compañeras de estas promociones que continuaron sus estudios, y hoy ocupan diferentes puestos, tras finalizar la jornada diaria, acudía a clases nocturnas; primero en el instituto y, después en la Universidad.  Creo que somos una generación valiosa para la empresa, comprometida y con una gran experiencia. Fruto de un viaje que hice sola a París, decidí matricularme en Filología Francesa, licenciatura que aprobé y me dio la oportunidad de tomar contacto con el mundo universitario. También me preocupé por mejorar el idioma inglés y aprender algo de italiano. Años después, completé formación con un Máster de Dirección de Empresas y Recursos Humanos y otros cursos que a modo de formación continua recibo desde que ingresé en Renfe.

“Empezar en Renfe desde un taller me ha dado una perspectiva más real y completa de la empresa”.

Pronto viró el rumbo de su horizonte profesional. ¿Cuál fue su siguiente destino?

Después de trabajar varios años en talleres, a partir de un programa interno que se puso en marcha en Renfe para detectar talento entre personal de la empresa que contara con alguna titulación universitaria, me incorporé al mundo laboral de las oficinas. Primero, en temas vinculados a Recursos Humanos, y después, en el ámbito de Comunicación Interna, área donde desarrollé mi labor pasando por diferentes responsabilidades.

Pudo entonces poner en práctica todo lo aprendido en el área de la Comunicación Interna…

Así, es. Aunque, posteriormente, coincidiendo con la división de RENFE en Renfe Operadora y Adif, pasé a formar parte de la Dirección de Comunicación, Marca y Publicidad. Recuerdo aquel tiempo con afecto, principalmente, porque estuve muy bien acompañada en un momento trepidante con el cambio de marca de Renfe y su traslado a todos los soportes de comunicación. Después, regresé al área de Recursos Humanos para hacerme cargo de la Comunicación Interna.

¿Su quehacer cotidiano lo ha desarrollado desde entonces hasta hoy en el mismo ámbito?

Hasta la fecha, me responsabilizo de la gestión de la Comunicación Interna, además de otros proyectos de cara a innovar y a generar una mejor experiencia de los empleados, como son la participación en la puesta en marcha del teletrabajo, un modelo híbrido por el que Renfe ha apostado, y en los estudios para conocer el grado de compromiso de nuestros empleados con la organización y en otros proyectos transversales, como es el proyecto estratégico de cultura de seguridad en nuestra empresa. Es fundamental escuchar a los profesionales en cualquiera de estos proyectos y áreas de actuación.

Centrémonos en la Comunicación Interna, ¿Qué papel debe interpretar en Renfe?

Sin duda, es una función estratégica que debe contribuir a fortalecer el propósito de nuestra empresa, y a mejorar también, la experiencia de nuestros empleados. Desde este área debemos contribuir a la reputación de nuestra empresa a través de sus profesionales, como empresa de servicio público que somos. Y como empleados, debemos tener esa misma vocación de servicio. También debe servir para impulsar dinámicas de trabajo que fortalezcan al equipo, cohesionar e involucrar activamente a cada miembro para que en suma favorezca al resultado en su conjunto. Sin equipo no es posible avanzar con pasos firmes hacia la transformación cultural y digital que deben posicionar constantemente a Renfe en el podio de la innovación, máxime en un momento tan importante como es el de la liberalización.

“La Comunicación Interna debe servir para impulsar dinámicas de trabajo que fortalezcan al equipo, cohesionar e involucrar activamente a cada miembro para que en suma favorezca al resultado en su conjunto”.

¿Y cuál es el reto de mayor envergadura al que debe hacer frente su área de competencia en nuestra empresa?

En tiempos de sobrecarga informativa, uno de ellos es conseguir llegar con el propósito y mensaje de nuestra empresa a todos los empleados. Conseguir que se interesen por la información que la empresa les transmite y que participen de ella. En esta transmisión de la comunicación todos los directivos y mandos tienen un papel calve. También es primordial avanzar en la cultura de nuestra organización, saber adaptarnos a los cambios, ser flexibles y orientarnos a trabajar con responsabilidad y objetivos. Y es ahí donde el propósito de la Comunicación Interna en una empresa como Renfe es clave; servir como vehículo y eje vertebrador para dar a conocer lo que acontece tanto en el interior como en el exterior de nuestra empresa a todos y cada uno de los trabajadores que integramos Renfe.

La tecnología resultará muy valiosa en su área de competencia gracias al alcance que se logra al utilizar formatos digitales…

Efectivamente, y ahí tenemos que seguir avanzando. Los formatos actuales permiten explorar  y llegar a más profesionales. Un ejemplo ha sido la puesta en marcha de “focus group”, mediante el programa denominado Voz en on. que nos ha permitido escuchar online a unos 600 profesionales que nos han aportado experiencias y opiniones en primera persona sobre temas diversos, útiles para recoger información que nos permite mejorar cada día. Recientemente hemos estrenado una newsletter, Renfe Vamos, para dar a conocer a los profesionales acontecimientos y mensajes que dotan a Renfe de alma y personalidad. Un medio que invita a participar a todos para que lo sientan propio. Además, la implantación de herramientas digitales como las de Office 365, permitirán, no sólo mejorar la comunicación y hacerla más activa y participativa, si no ir cambiando nuestras formas de trabajo a modelos más eficientes, productivos, y, fundamental, más colaborativos, mejorando nuestra gestión y aprendiendo a compartir información.

Descríbanos un día cualquiera en su actividad. ¿Cómo organiza su jornada laboral?

Normalmente, nos reunimos brevemente todos los miembros del equipo, ya sea de manera presencial o telemática. De esta manera, ponemos en común en qué está trabajando cada uno. Considero importante estrechar lazos con mis compañeros porque solo así se hace equipo y salen las cosas y que todos compartamos toda la información permite trabajar de una forma más eficiente. También trabajamos mucho con otras áreas de la empresa, con el afán de estar coordinados y conocer proyectos en los que están inmersos y nos interesa dar visibilidad. La coherencia, el relato y la credibilidad en comunicación son muy importantes. Y a mediodía procuro sacar tiempo para hacer ejercicio, y después, conversaciones y decisiones. El diálogo y la escucha, siempre presentes.

Renfe está inmersa en un proceso de cambio generacional que llevará aparejada una mayor necesidad interna de comunicar…

Es un gran reto enfrentarnos al cambio generacional que estamos viviendo. Así, la media de trabajadores que se jubilan o desvinculan de la empresa alcanza las mil personas anuales. Mujeres y hombres que en cifra similar ingresan en Renfe cada año para ocupar puestos en todos los sectores, ámbitos geográficos y centros operativos. El relevo generacional conlleva una transformación cultural notable, también la pérdida de experiencia y conocimiento acumulado durante décadas por profesionales muy comprometidos y difícilmente reemplazables. Nuestro reto a nivel comunicativo radica ahí, en favorecer la cohesión intergeneracional sabiendo ligar lo mejor de cada generación y trabajar en las herramientas y canales necesarios para conseguir una mayor interacción y participación por parte de los profesionales.

“También trabajamos mucho con otras áreas de la empresa, con el afán de estar coordinados y conocer proyectos en los que están inmersos y nos interesa dar visibilidad”.

Ha mencionado usted que ha colaborado en la gestión de la puesta en marcha del teletrabajo.

Renfe ya tenía contemplado antes de la pandemia implementar nuevas formas de trabajo más flexibles, pensando en el teletrabajo. La crisis sanitaria aceleró su implantación durante el confinamiento y meses posteriores. Así, la experiencia de los dos últimos años arroja resultados positivos gracias a que se dio la posibilidad de trabajar en modo híbrido. Soy una firme defensora del teletrabajo porque, hoy en día, gracias a la tecnología y a las herramientas de las que disponemos, el presentismo está caduco como forma de trabajo eficiente. La flexibilidad y el trabajo por objetivos son una buena fórmula para crear profesionales más satisfechos y más comprometidos. Es ahí, en la combinación de ambas fórmulas; teletrabajo y jornadas presenciales, donde está la clave, ya que considero que el contacto humano es necesario para crear equipo y generar cultura, en igual medida que potenciar con responsabilidad el desarrollo de las tareas en el propio domicilio, con las ventajas que ello conlleva.

Anotaciones al margen…

Conocí a Beatriz hace unos años, arremolinada en sus característicos rizos un día en su oficina. Afectuosa y directa, segura de sí misma en apariencia. Nuestros siguientes encuentros y conversaciones siempre tuvieron como protagonistas a terceros; Mujeres en Renfe, Ferroviarios por el Mundo u otros profesionales cuyos nombres surgían. Poner el foco en ella nunca estuvo en sus planes, tan en línea con su afán de colocarse como intermediaria que comunica internamente para que todo fluya de manera natural, y parezca que nadie ha intervenido para hacer que suceda, pero que precisan de técnica y ensayos en solitario para que nadie desvele de qué lugar mana su magia. Pero una combinación de insistencia (por mi parte) y confianza (por ambas partes) logra un sí con una cita para saber algo más sobre su persona y trayectoria profesional en Renfe. Porque ella es fruto y consecuencia, reflejo de una época en la que trabajar como soldadora y estudiar en horario nocturno a la vez, no eran mérito que diera para un titular, sino consecuencia de una época.

Madre de dos hijos de 22 y 9 años, dice que el salto generacional entre ambos, le sirve para aprender de ellos, y hacerlo rápido, tal y como están pasando ahora todos los cambios en nuestras vidas, compararse a sí misma en el papel más importante de su vida; el de la maternidad vivida cuando el trabajo se colocaba en lo más alto de la escala de prioridades y el de una maternidad, más consciente y, por ello, más sabedora de que el tiempo se escapa irremediablemente, sin que vuelva. Por eso a ella, lo que más le gustaría es controlar el tiempo, que se quedará quieto a su antojo para disfrutar de cada instante. Pasa por un momento personal que le pide calma, pero es vano el intento, porque en su carácter no está quedarse quieta y se compromete como si fuera la vida en ello, con quehaceres que van surgiendo. Nadie puede luchar sola ante los elementos, menos con una misma cuando en la propia esencia está la fuerza natural que empuja a seguir creciendo.

Texto: Verónica Portell es periodista

Fotografías: Miguel Ángel Patier

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