El hombre (y la mujer) siempre soñó con viajar, conocer otros lugares, saber qué existía más allá, descubrir otras culturas, otros sabores… a lo largo de la historia nos hemos desplazado, a veces por supervivencia, por curiosidad o simplemente por placer. Para recorrer distancias cada vez más grandes, surgió la necesidad de descubrir nuevos medios de transportes, y en esa batalla nuestra única obsesión fue que fueran más rápidos, más seguros…pero, ¿qué pasó con la sostenibilidad?

El planeta nos está dando avisos de que el cambio climático es una realidad, y no solo la paranoia de científicos chiflados sin mucho que hacer. Es una realidad que el efecto invernadero está cambiando las estaciones, los fenómenos meteorológicos, incluso la salud y la vida de los seres vivos de la tierra. Es por esto por lo que cada vez más estamos concienciados de que nuestra forma de vivir debe implicar algunas costumbres más respetuosas con el medio ambiente.

Pero, ¿hasta dónde somos capaces de cambiar?, ¿dejaríamos de viajar por conservar el medio natural? Evidentemente es muy complicado que esto llegara a suceder, los viajes forman parte de nuestra vida, de nuestro ocio y de nuestros negocios, pero sí es posible elegir medios de transportes que sean más sostenibles y ahí el tren tiene mucho que aportar.

Si tenemos en cuenta que tanto en España como en el resto de Europa el sector transporte es uno de los principales causantes de emisiones, elegir el tren es una de las actuaciones determinantes en la lucha contra el cambio climático para las empresas.

El ferrocarril es el modo de transporte más sostenible por unidad transportada y el menos contaminante en materia de emisiones. En concreto, el transporte en tren de mercancías realiza 9 veces menos emisiones de CO2 que el transporte por carretera, y 160 veces menos que el avión. En España la cuota de transporte de mercancías en tren es de un 4%, subir esa cuota no tendría por qué suponer un incremento de gases de efecto invernadero ya que el ferrocarril actualmente se encuentra electrificado en más de un 70%.

Por otra parte, el turismo es uno de los sectores que más contribuye al cambio climático. Según un estudio publicado en Nature Climate Change, el porcentaje de emisiones de los turistas en todo el mundo se eleva al 8%, cuatro veces más de lo que se estimaba previamente.

Viajar implica un desplazamiento, conseguir la transición a cero emisiones netas dependerá del compromiso de las empresas, los gobiernos, las instituciones y los viajeros de todo el mundo.

El transporte ferroviario es la forma más favorable para el medio ambiente para viajar. El efecto invernadero de las emisiones de gas por kilómetro en el transporte por ferrocarril es 80% menos que en los coches. Esto implica una reducción importante de nuestra huella de carbono a la hora de elegir un medio de transporte u otro en nuestros viajes.

Y si lo planteamos en términos totales de eficiencia, viajar en tren te permite descansar, relajarte, disfrutar del paisaje o incluso trabajar, lo que hace que los trenes sean más eficientes en energía y tiempo. Para ponerlo en perspectiva, los trenes, con un menor consumo de energía por persona, son casi tres veces más eficientes que un coche.

Y aunque a primera vista puede parecer lo contrario, los trenes pueden ser a veces más rápidos que volar. Si bien los viajes en tren sin duda pueden ser más lentos que volar, especialmente en distancias más largas, no siempre es así. En algunos trayectos si contabilizas el tiempo que debes pasar en el aeropuerto antes del despegue, con controles y esperas (de hecho nadie te pide que te quites los zapatos y el cinturón antes de subir a un tren) y el tiempo que necesitas para llegar desde los aeropuertos al centro de las ciudades, a veces no compensa viajar en avión.

Pensando en todos eso viajeros que desde el principio de la historia, necesitaban transportes cada vez más rápidos y seguros, el tren de alta velocidad es una solución de transporte capaz de reducir el carbono, la congestión, los costos, los accidentes y el consumo de energía y todo al mismo tiempo.

Así que ¡pasajeros al tren!

Texto: Mar Villalba Vega es autora del blog de viajes Mi ruta