En el corazón de Málaga existe un sendero que es considerado como el más peligroso del mundo. Por él se recorren paisajes nunca vistos, y desfiladeros de infarto. Es un camino incrustado en la roca, a más de 100 metros de altura. Es, El Caminito del Rey, una pasarela de vértigo por el fascinante Desfiladero de los Gaitanes, puro disfrute para los incondicionales de la naturaleza.

Entre los municipios de Ardales, Antequera y Álora se muestra uno de los más descomunales fenómenos geológicos del sur de la Península, el Paraje Natural del Desfiladero de los Gaitanes. Este espacio natural, de más de dos mil hectáreas, esconde un tesoro geológico de incalculable valor. Y es que hace millones de años, estas magnificas cumbres fueron un fondo marino que emergió hasta alcanzar su altura actual, y formar el Sistema Bético.

La fuerza de la naturaleza ha convertido los acantilados marinos en los sensacionales cañones fluviales que recorre el Caminito del Rey.

El camino al tajo

Desde el pantano Conde de Guadalhorce, junto al restaurante El Kiosko, hay un túnel que conduce a la aventura. Al traspasarlo aparece un sendero entre fresnos, sauces, y pinos que lleva hasta el puesto de entrada de El Caminito del Rey. El recorrido empieza junto al edificio de transformadores y un poco más adelante, aparece la antigua presa y central de Gaitanejo, construida por Benjumea, y admirada por Alfonso XIII.

A partir de aquí las montañas se cierran hasta convertirse en una hendidura donde aparece la magia del caminito. Este prodigio se construyó para que los obreros pudieran acceder a las compuertas del canal, era el camino a su trabajo.

La pasarela original se levantó en 1901 con unos simples tablones de madera adosados a la roca. Por ella entraban al interior de los cañones para construir el canal que atravesaría todo el Desfiladero. Una inundación destrozó la liviana estructura, así que tuvieron que construir una segunda pasarela a mayor altura, a la que llamaron Los Balconcillos. Esta fue construida por marineros expertos en trabajar encaramados a los mástiles de los barcos de vela.

Y este segundo camino fue el que recorrió Alfonso XIII en 1921 durante su viaje oficial para colocar la última piedra de las obras hidráulicas de El Chorro. Desde entonces empezaron a llamarlo El Caminito del Rey, y pasó a formar parte de la vida cotidiana de la localidad y alrededores. Lo transitaban desde los niños para ir al colegio, hasta familias enteras que atajaban por este paso entre montañas, en sus desplazamientos entre los pueblos.

Empieza la aventura

El sendero más peligroso del mundo discurre por 3 kilómetros de pasarela incrustada en la roca. El primer cañón de El Caminito del Rey es el más estrecho de todos, donde en algunos puntos, menos de cinco metros separan entre si las paredes de las montañas. Aquí se encuentran las llamadas escaleras de chocolate que bajan hasta una pequeña cavidad donde se han encontrado herramientas neolíticas.

En la parte final de este primer cañón, bajo sus pasarelas, se puede observar los restos de la primera estructura metálica usada para las obras del canal, y la línea férrea que desde agosto de 1865 permitió a Málaga salir de su cerco montañoso. Y más adelante, se mantiene el impresionante puentecillo, que originalmente unió el ferrocarril y la pasarela, y que era un descargadero de material. En este punto Alfonso XIII concluyo su visita al Caminito del Rey.

Al salir de este primer cañón aparece un valle encantado rodeado de un circo de montañas, perfecto para descansar de tanta emoción.

El balcón de cristal y el puente colgante

El último tramo resulta extraordinario, impactante y sobrecogedor. A más de 100 metros sobre el nivel del río, el recorrido serpentea pegado a las paredes del desfiladero frente a un paisaje fascinante. Aquí está es el balcón de cristal, casi suspendido en el vacío. Más adelante, un fósil de ammonites da fe que estas montañas fueron playas jurásicas. Y un poco más allá, otro plato fuerte, el antiguo puente acueducto.

Volado a más de 100 metros sobre el río, se utilizaba a principios de 1900 para trasvasar el agua de una vertiente a otra. En paralelo reluce el nuevo puente colgante. De acero, y con casi 40 metros de fondo, es un escaparate hacia el abismo. Este armazón suspendido en la inmensidad, fue ensamblado por alpinistas que recibían las piezas desde un helicóptero. Superada la adrenalina y emoción de culminar el puente colgante, aparecen las montañas de las Mesas de Villaverde, famosas por los restos arqueológicos de Bobastro.

Atrás queda ya la fascinante sensación de haber caminado por el cielo, pero ésa, es otra historia.

Texto y Fotografías: Irene González es Periodista y amante de la fotografía.

¿Cómo llegar al Caminito del Rey? Una de las opciones más cómodas, rápidas y con mayor encanto es mediante el tren. Renfe ofrece actualmente trenes regionales diarios que paran en la estación de El Chorro. Reserva tu plaza aquí.