Mientras las agujas del reloj primaveral marcan el epílogo de este mayo otoñal nos entregamos a esta cíclica degustación musical, a bordo de un nuevo Expreso de la Nostalgia, donde la antología de la canción popular ocupa un lugar preferente como tributo a la gran señora de la canción, María Dolores Pradera.

Las canciones activan el metabolismo, se acabó la palabrería, ha llegado el momento de rendirle homenaje. En un plazo máximo de dos compases alcanzamos la velocidad artística deseada. Las canciones sudamericanas son una bombona de oxígeno para los nostálgicos que se queden sin aire.

Historias musicales esculpidas en el corazón. Canciones  irrepetibles y  conciertos  ejemplares. En suma, lecciones del paso de su existencia artística. Ya se sabe, hay escenarios en los que nuestra protagonista no necesitaba tomar ninguna iniciativa. Este utópico viaje que asalta los cielos musicales nos obliga a entregamos desde el primer minuto.

El Expreso de la Nostalgia de hoy polariza los recuerdos y aúna las voluntades de todos los viajeros. El empeño emocional nos obliga a recordar a la gran señora como una leyenda musical perenne acompañada de otros artistas.

Aunque somos conscientes que ninguna lógica frena pasiones y afectos, a veces vivimos atrapados en la burbuja del recuerdo de históricas canciones que colapsan nuestra memoria:

Las canciones dotadas de una letra perpetua nunca se agotan. Pocas veces existe tan alto consenso entre la tripulación. Su popularidad era unánime tras cautivar al público con su primera joya discográfica:

Pues eso. Con son y bolero se anda el camino. No se resistan a aceptar la evidencia, el olvido de las experiencias musicales pretéritas nos puede hacer perder legitimidad. Amplifiquemos el homenaje, honrándola en la distancia, esa es la mejor forma de reafirmar su figura.

Desbordados por el recuerdo, nos desarma la memoria. El viaje en el Expreso de la Nostalgia se convierte en una inmersión musical al recordar esta legendaria reinterpretación de un clásico bolero mexicano.

La nostalgia no se impone, se construye sin atajos. La carrera de nuestra ilustre viajera se convirtió en el eje de un tiovivo musical, donde boleros, rancheras, baladas, coplas, tangos, giran alrededor de su elegante y grave voz hasta que la emoción descarrila con este vals peruano:

Cantante de recorrido apasionadamente oceánico: España, México, Argentina, Chile, Perú, con un horizonte universal desde el que catalizaba experiencias musicales de cualquier índole. Cualquier momento era bueno. El momento  más banal se convertía en una gala irrefutable.  Y así hasta agotar todas las formas de entusiasmo artístico.  De ahí nace el encanto con que ha seducido durante 70 años a varias generaciones.

Orfebrería musical del maestro mexicano, José Alfredo Jiménez, rescatada por la sobria voz de nuestra ilustre viajera que ejerce un altísimo poder de fascinación de ayer, de hoy y del mañana y no pierde un ápice de emoción, es un secreto a voces, en compañía del irrepetible Enrique Urquijo:

El Expreso de la Nostalgia recupera la transversalidad musical ante la pertinencia de realizar un viaje virtual por la música a ambas orillas del Atlántico. Un tren chárter, con voz propia, donde nos vemos obligados a establecer un recorrido por sentidos duetos y colaboraciones con un singular coro.

Nuestra ilustre viajera acumuló adoradores y fans a ambos lado del pasillo atlántico durante siete décadas. Sin más palabras, seguimos recordando su legado con esta maravillosa versión al galope desde Venezuela.

Miramos de reojo, sin despertar sospechas, al pasar por el vagón de las rancheras nos encontramos con viajeros ilustres: sus inseparables Gemelos. El paso por los coches camino de la cafetería desafía nuestra capacidad de predicción nostálgica.

Las canciones nos son testimonios musicales estáticos y conclusos, sino ámbitos capaces de generar continuas interferencias comunicativas entre sí. La recurrencia nostálgica se alcanza cuando se habla indefectiblemente del maestro talismán José Alfredo Jiménez

Las canciones nos buscan y nos llevan por donde quieren. El viaje musical nos lleva directamente a la raíz de lo que son las emociones humanas. La riqueza rítmica contrasta con el fatigado traqueteo emocional del Expreso de la Nostalgia que vuelve a circular a favor del recuerdo acompañado de una gran Paloma:

Amores malparados, corazones rotos como destino, encuentran  acomodo  en el cancionero latinoamericano donde se recogen célebres canciones olvidadas en el desván de la memoria:

El generalizado consenso sobre su gigantesca importancia en la canción sudamericana es evidente. Canciones que se convierten en himnos. La médula emocional se sacude con descargas de rancheras y boleros. Canciones con enmienda artística donde las letras son escritas con fina estampa.

Es cierto que entre los artistas invitados que acompañan a nuestra protagonista en este expreso, existe generosidad y altas miras artísticas. Respiramos al ritmo de un tiempo ya cancelado al escuchar esta canción.

Boleros con imán musical y rancheras dotadas de letras premonitorias. En el penúltimo vagón mantenemos, a buen recaudo, temas que apuntalaron los gustos musicales de varias generaciones. Nada volvía a ser lo mismo tras escuchar estas canciones. El principio fundacional de los seguidores musicales adoctrinados es vivir toda una vida el concierto de su artista favorita.

Los autores mexicanos adquieren un papel preponderante en su carrera, a la hora de encauzar el éxito y fijar la agenda artística favorita de sus interpretaciones que aportaban elegancia y rigor musical.

Lazos afectivos y duraderos que reclamaban un compromiso con otros cantantes. El gusto musical pretérito es un saco permanente de sorpresas donde la pasión artística se escenifica en canciones históricas:

Cualquiera de sus interpretaciones superaba el paso del tiempo para convertirse en más necesaria que la versión original. Algunas canciones alcanzan una llamativa revalorización tras escucharla en su voz. Como han pasado los años. Un caso insólito de saludable longevidad artística:

Hay canciones que se ciñen a un ilimitado metraje de sensaciones, donde prevalece el recuerdo de nuestra banda sonora familiar, mientras la empatía popular de sus letras nos hace tararearlas sin descubrir el origen de la espontaneidad controlada, aunque sea por piedad…. se animan.

No desvelamos ningún secreto.  Este Expreso de la Nostalgia llega a su fin con un claro destino; la aspiración a extender su biografía en el andén de la memoria. Por eso el recorrido del culto a esta soberbia voz se prolongará en el tiempo, próxima estación: hasta siempre.

Tino Carranava  es Periodista  / @tinocarranava

Fotomontaje locomotora:  Amparo Domingo / Manuel Magán