La Vía de la Plata posee una riqueza patrimonial y artística que embelesa, y unas mágicas etapas que hechizan. Tiene paisajes boscosos, pero también dehesas y bosques claros de encinas, que lo convierten en un recorrido singular e imprescindible para desconectar por completo sobre todo en otoño, sin duda, la época con más encanto del año. Es uno de los Caminos de Santiago menos conocidos, pero más hermosos.

La Vía de la Plata es el que atraviesa más ciudades Patrimonio de la Humanidad. Sevilla, Mérida, Cáceres, Salamanca y Santiago de Compostela son las monumentales capitales que franquea, aunque sus veredas, tanto por la hermosura de sus pequeños pueblos y sosegadas aldeas, como por sus parajes naturales, no se quedan atrás.

La espectacular Vía de la Plata, la más larga de todas con cerca de 40 etapas y más de 1 000 kilómetros, enlaza el espíritu sureño de tierras andaluzas y extremeñas con el Finisterre galaico.

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Etapa Vía de la Plata.

Prologa la calzada romana Vía de la Plata que unía Mérida con Astorga. Cargada de naturaleza, la Vía de la Plata recorre, marcada por miliarios romanos, el camino histórico que en tiempos fue utilizado para comerciar con la plata que llegaba de América por barco hasta el puerto de Sevilla. De hecho, así se denomina en la actualidad la carretera que pasa por Mérida, Salamanca y Astorga, e incluso, al recorrido completo por autovía entre Sevilla y León.

A lo largo de sus once siglos de historia, el Camino de Santiago ha sido una de las vías de comunicación más influyentes y reconocidas de Europa. Fue un eje comercial imprescindible, y una vía de difusión del conocimiento, por donde entraron elementos de la vida social, económica y cultural que impulsaron la aparición de ciudades y villas, y la construcción de edificios civiles y religiosos.

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Peregrino en Ourense.

La flecha amarilla ideada por el sacerdote Valiña en calzadas, casas, muros o árboles, se ha convertido en un símbolo universal, en una marca sin pretensiones, al igual que la vieira. Preparados para el próximo Año Santo, que situará a Galicia en el mapa mundial de las peregrinaciones en 2021, nos adentramos en los últimos tramos de La Vía de la Plata, los que llevan a Santiago de Compostela.

Y es que el mito Jacobeo enamora más que nunca. Las primeras brisas del otoño invitan a calzarse las botas para recorrer la Vía de la Plata en su trasiego gallego para llegar al Pórtico de la Gloria, a través de uno de los caminos más bellos del mundo. Sean cuales sean los motivos de la peregrinación, la recompensa de la llegada a la Plaza del Obradoiro es fantástica. La Catedral luce más bella con el recién restaurado Pórtico de la Gloria, el sensacional proyecto que el Maestro Mateo comenzó en 1 168, para enriquecerla, si cabe, aún más. La obra de Mateo completó la construcción, salvando el desnivel con una innovadora cripta sobre la que se sitúa el Pórtico de la Gloria.

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Mercado de Antigüedades en Ourense.

La Vía de la Plata recorre por Galicia un patrimonio natural y etnográfico de excepción: la enorme riqueza de la provincia de Ourense, la comarca del Deza y el cauce del río Ulla, se presentan ante el caminante llenos de atractivos.

Allariz, una villa de cuento

En el camino se cruza la desconocida Allariz, una villa de cuento en la que dicen que Arzak compra exquisita carne de buey, donde se educó Alfonso X El Sabio, y donde se alza el puente de Vilanova, defendido por los caballeros de San Juan de Jerusalén. Interesante el Convento de las Clarisas, La Panera que ya en el XV concedía créditos, la Iglesia de Santiago, las curtidurías y su mercado ecológico de los sábados, todo un lujo para el paladar, la vista y el olfato.

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Puente en Allariz.

El milagro de Santa Mariña de Aguas Santas

Muy cerca, Santa Mariña de Aguas Santas, del XII, hechiza con su singular cementerio y su fuente de los milagros. Un agradable paseo por el bosque conduce a las ruinas de la inacabada Basílica de la Ascensión, que al parecer la empezaron a construir los templarios para proteger su cripta, a la que se desciende por unas escaleras casi ocultas. Y un poco más allá, está el Castro de Armea un poblado galaico-romano enteramente romanizado y que probablemente fue habitado hasta el siglo IV.

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Santa Mariña.

Orense, una caja llena de sorpresas

La Vía de la Plata cruza Orense, quizá la metrópoli menos conocida de Galicia, pero una auténtica caja de sorpresas, un mundo de agua e historia, que hechiza. En Ourense aún brillan las Aquae Aurente, las arenas auríferas del Miño que encandilaron a los romanos. Hoy no hay oro, pero sí unas aguas muy valiosas, las termales. Quizá sea la gran desconocida de Galicia porque no tiene mar, pero a cambio, ofrece estas singulares y exclusivas aguas, casi únicas en el mundo.

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Castro de Armea.

Romanos son los cimientos de la Ponte Vella, y los restos arqueológicos hallados en las fuentes termales de As Burgas, que manan vaporosas en pleno centro de la población. Y un buen rato en su Museo Arqueológico, Bien de Interés Cultural, acercará al pasado, tan presente en cada esquina de la ciudad.

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Ourense.

Y Ourense es la ciudad de los puentes, donde ocho viaductos cruzan el Miño. Por antigüedad, fama y rareza son el punto de partida más apetecible para visitar la ciudad que alberga un casco histórico de 300 metros de diámetro, casi de bolsillo, y que parece pensado para no cansarse.

Un chapuzón en las céntricas y exclusivas Burgas

Increíble descubrir, en una plaza ajardinada junto a la Rúa do Progreso, el humeante fontanal del siglo XIX de As Burgas de Abaixo, donde las aguas fluoradas, y carbonatadas que emanan a 67 grados con un caudal de 300 litros por minuto. Aquí acuden los vecinos para beneficiarse de sus aguas, porque dicen que son mano de santo para las heridas y afecciones de la piel. Más arriba, en la misma plaza, está la Burga de Arriba, una gran piscina exterior y sauna. Aquí, en plena vía pública, los orensanos se bañan durante todo el año. Un lujo extraordinario que pocas ciudades del mundo ofrecen. Y también imprescindible la Ruta Termal por la orilla del Miño, donde se suceden las pozas y termas de Chavasqueira, Muiño das Veigas, Outariz y Burgas de Canedo, y las fuentes de Tinteiro y de Reza.

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As Burgas Ourense

El corazón de granito de la Plaza Mayor de Orense

Cerca de As Burgas se encuentra la Plaza Mayor, el corazón de Ourense. La plaza ha visto miles de mercados, motines, ejecuciones, lecturas de bandos y constituciones, bailes, e incluso corridas de toros, pese a que su suelo inclinado de granito no se presta a muchas florituras. La rodean soportales y edificios como el del Ayuntamiento, y el antiguo Palacio Episcopal.

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Ourense.

Tesoros de la Catedral

Para llegar a la catedral actual hay que cruzar las plazas de la Magdalena y del Trigo. La primera fue un cementerio y en la segunda, antaño mercado de grano, están las hidalgas casas porticadas, y la puerta sur de la catedral.  Lo primero que se descubre es la capilla del Santísimo Cristo y los sepulcros de nobles prelados como el del Obispo Desconocido, del XIV. Muy interesante el retablo de la capilla Mayor y el cimborrio octogonal, ambos del XVI, así como el pórtico del Paraíso, esculpido en el siglo XIII. En la Claustra Nova, un claustro gótico del XIII, está el museo catedralicio que contiene un ajedrez del X y un Misal Auriense de 1494, que dicen que es el primer libro impreso en Galicia.

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Catedral de Ourense.

Monasterio de Oseira, una obra maestra cisterciense

Otro tesoro de la Vía de la Plata es el Monasterio de Oseira que se alza en la localidad de San Cristóbal de Cea. Es un impresionante monasterio que, con ocho siglos de historia, además es hospedería. Su existencia se conoce desde 1 137 y su iglesia abacial fue construida entre los años 1 200 y 1 239. Es una de las obras maestras de la arquitectura cisterciense en España, con un característico estilo románico ojival, influencia de las iglesias de peregrinación. La sala capitular, conocida como sala de las palmeras, es del XV, y en su antiguo refectorio está el Museo da Pedra, una colección de lápidas, capiteles, columnas, y todo tipo de elementos decorativos.

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De paso por Lalín

Ya en Pontevedra, la Vía de la Plata entra en el Concello de Lalín, capital de la comarca del Deza e importante núcleo empresarial del interior de Galicia. Lalín esconde pazos señoriales que antaño habitaron grandes linajes y personajes ilustres. Uno de ellos es el Pazo de Liñares, al que Emilia Pardo Bazán lo llamó el Palacio del Recuerdo. Es Bien de Interés Cultural, y alberga novedosas exposiciones.

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Pazo de Liñares

Siguiendo el camino en A Laxe se encuentra uno de los mejores albergues de Peregrinos, y más adelante, el señorial Pazo de Bendoiro, hoy convertido en un lujoso pero asequible alojamiento.

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Albergue de peregrinos en Laxe.

 San Lorenzo de Carboeiro, de los más antiguos del mundo

Y al norte de Pontevedra cerca de Silleda, la comarca del Deza esconde uno de los monasterios más antiguos del mundo, y uno de los más importantes de nuestro país. Es San Lorenzo de Carboeiro, del siglo X, que se alza en un pequeño meandro del río Deza. Posee, casi al ras del Deza, una sensacional cripta, y una iglesia relacionada, por su belleza y perfección, con templos del Cister. Al parecer, el Maestro Mateo, director de las reformas de la catedral de Santiago en el XII, pudo ser el responsable de este proyecto.

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Monasterio de Carboeiro.

Desde el Pico Sacro, hacia la Catedral

Y antes de llegar a la Catedral de Santiago, hay que ascender al Pico Sacro, la guía para los peregrinos que recorrían la Vía de la Plata, ya que su aislada cima se divisa desde 30 kilómetros a la redonda. Muchos subían para otear las torres de la Catedral y otros, por la magia que desprende esta montaña. Y desde siempre, la cima del Monte Sacro fue un lugar de vigilancia desde donde se divisaban varias vías de comunicación que unían el interior, con la capital y con la costa. Lo cierto es que la historia del Pico, y sobre todo de la cueva de cuarzo que recorre el Monte Sacro, están llenos de magia y de un halo seductor.

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Pico Sacro_Boqueixon.

Texto y Fotografías: Irene González es Periodista y amante de la fotografía @gys_com GsComunicacion

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