Durante las semanas que llevamos sometidos por la crisis del coronavirus COVID-19 y la emergencia sanitaria, los trenes en España no han parado de rodar por las vías. Sin embargo, las frecuencias se han visto reducidas, en algunos casos dramáticamente, y los viajes se han limitado a aquellos que se necesita realizar por cuestiones inaplazables o de extrema urgencia.

Nuestro país no es una excepción. En gran parte del mundo la movilidad se ha visto alterada y modificada para evitar la propagación del virus aún más. Vivimos una realidad que tiene algo de irreal y que se resume en esa idea que todo el mundo ha pensado alguna vez: ¿y si todo se parase de pronto? ¿y si, por un tiempo, aunque fuese poco, pudiese parar la velocidad del mundo? A veces ocurre que tenemos que hacernos cargo de nuestros propios deseos y enfrentar los miedos para salir adelante.

España es un país de tren. Por dimensiones territoriales y por tecnología de la red y de los vehículos, somos un referente mundial en transporte por ferrocarril. La alta velocidad española es estudiada y analizada por empresas y países de todo el mundo. Cada día más de un millón de viajeros utilizan los núcleos de Cercanías de las principales ciudades españolas y casi 80.000 viajan diariamente en trenes de alta velocidad y larga distancia de Renfe.

“España es un país de tren. Por dimensiones territoriales y por tecnología de la red y de los vehículos, somos un referente mundial en transporte por ferrocarril.”

En las actuales restricciones de movilidad, los servicios de Alta Velocidad, Larga Distancia, Media Distancia y Avant de Renfe han reducido su oferta al 30% de lo que supone la oferta habitual. Además de este recorte, Renfe solo pone a la venta un tercio de plazas de cada tren para garantizar la necesaria distancia social entre viajeros. El conjunto de estas medidas supone poner en oferta un 10% de las plazas habituales de la compañía en estos servicios. En los núcleos de Cercanías también se reducen las frecuencias, adaptando la oferta a la demanda. Se calcula que la ocupación en hora punta es aproximadamente de un 15%, representada por aquellas personas que tienen su ocupación en actividades consideradas esenciales.

Definitivamente hemos parado de movernos, tal y como nos indican las autoridades sanitarias y nos aconseja el sentido común.

Ahora bien, ¿qué podemos esperar en los próximos meses, cuando la situación vaya normalizándose?

Todos los expertos en economía, organismos multinacionales y entidades de análisis vaticinan una vuelta gradual a la actividad. Pero una vuelta que parece será lenta. Es lógico pensar que, con los principales laboratorios y grupos de investigación trabajando en la futura vacuna, tendremos todavía unos meses por delante en los que la distancia social, el uso de material de protección como mascarillas y guantes, y la limitación de aforos será una realidad. Y nadie va a cuestionar estas medidas por la sencilla razón de que necesitamos algo de seguridad y certeza entre tanta incertidumbre. Tenemos miedo, y vamos a tener que convivir con miedo algo de tiempo.

Esto no significa abandonar la movilidad para siempre. Tendremos que acostumbrarnos a vivir con otros condicionantes, pero recuperar la normalidad pasará definitivamente por recuperar nuestra capacidad de viajar. El tren, por sus especiales características y configuración, será un elemento central de la movilidad de los ciudadanos en el futuro más próximo. Podremos viajar respetando la distancia social (ya lo estamos haciendo) gracias a las características de los vehículos y a la limitación de aforo que aplican los operadores. Y lo haremos con las garantías que ya conocemos a bordo de nuestros trenes, con comodidad, velocidad y puntualidad.

“Tendremos que acostumbrarnos a vivir con otros condicionantes, pero recuperar la normalidad pasará definitivamente por recuperar nuestra capacidad de viajar.”

enfe Covid 19 reflexiones Sergio Acereda

En circulación ferroviaria se designa como “Marcha a la Vista” la obligación del maquinista de avanzar con prudencia, regulando la velocidad de acuerdo con la parte de vía que aparece por delante, de forma que sea posible detener el tren ante cualquier obstáculo visible desde la cabina de conducción o ante una señal de parada.

El ferrocarril en España circula hoy “marcha a la vista”, con la prudencia que exige el momento, pero sabiendo que será necesario avanzar con velocidad, seguridad y constancia cuando las circunstancias lo requieran.

Texto y Fotografías: Sergio Acereda es Gerente de Área de Relaciones con los Medios e Internet en Renfe / @SergioAcereda / autor del blog Tendido al Solhttps://es.linkedin.com/in/sergioacereda