Viajamos a alta velocidad sin perder la perspectiva de los paisajes que dejamos atrás. Por eso al tren que se orienta al futuro no le faltan coches de cola a los que mirar para tomar conciencia de su propia envergadura. Tampoco las mujeres actuales olvidamos nuestras referencias, las que nos dotan de la proporcionalidad justa para alzar con seguridad y firmeza a la mujer en construcción constante. Ésa a quien el tiempo va dotando de herramientas para ajustar desniveles y romper esquemas por fallos estructurales. Porque más allá de cada revolución y manifestación pública o silenciosa, somos el resultado de un proceso en cadena y vivimos cada día del año como si todos fueran 8 de marzo; sin pedir perdón por ocupar nuestro sitio ni dar las gracias por permanecer allá donde nunca debimos desaparecer. Mujeres en Renfe es una mirilla de gran  formato y le damos entrada por la vía principal.

Vivimos cada día del año como si todos fueran 8 de marzo; sin pedir perdón por ocupar nuestro sitio ni dar las gracias por permanecer allá donde nunca debimos desaparecer.Vivimos cada día del año como si todos fueran 8 de marzo; sin pedir perdón por ocupar nuestro sitio ni dar las gracias por permanecer allá donde nunca debimos desaparecer.

Algunas personas llevan nombres fiel reflejo de su vida y personalidad. Nuestra siguiente protagonista es una de ellas. Aunque podría haberse llamado Fuerza o Energía, decidieron bautizarla con un nombre más convencional pero no menos convincente: Victoria. Igual da que prefiera que la presentemos con el diminutivo con el que se identifica. Vicky Garfias lleva la “V” de Victoria tatuada en todo su ser y se percibe a primera vista. ¿Por qué? Ha vencido a la adversidad y se ha erigido en el podio desde el que todo se divisa mejor; el de la alegría y la determinación como razón de ser a pesar de los obstáculos de la vida. Ella es Operadora Comercial en Cercanías Bilbao y derrocha simpatía, carácter y profesionalidad con la empatía como ingrediente vehicular en la Atención al Cliente. Anécdotas por kilómetro ferroviario tiene cientos como Revisora, Interventora u Operadora Comercial. Denominaciones sinónimas para un oficio que ha ejercido a lo largo de casi tres décadas. Ahí es nada. Empezamos.

Nos interesa conocer su trayectoria laboral. Detállenos cuándo y dónde ingresó en Renfe.

Ingresé en 1990 tras presentarme a la convocatoria de plazas de Especialista de Estaciones. Tenía 23 años y mi primer destino fue la Base de Mantenimiento de Can Tunis (Barcelona), un lugar que marcó mi vida laboral.  Éramos escasas mujeres y las condiciones de trabajo muy duras; turnos entre playas de vías y jornadas completas realizando labores de maniobras en trenes de mercancías. Entonces no había local de vestuario femenino y recuerdo esperar a que todos los compañeros se fueran para entrar tiempo después. Meses después habilitaron un cuarto de limpieza para nosotras.  También recuerdo salir de la estancia cuando las conversaciones derivaban a temas en los que mi presencia sobraba o incomodaba. Si echo la vista atrás, me veo asumiendo conductas propias del género masculino para pasar desapercibida. Era cuestión de adaptación y supervivencia. Aprendí mucho durante aquel período.

Y cuándo le surgió la oportunidad de cambiar de ocupación y emprender camino por otra vía.

Me presenté a las plazas para cubrir vacantes en el área de Intervención en 1993. Trabajé 14 años en líneas con origen y destino Barcelona. Supuso un aprendizaje constante tomar contacto con el cliente. Ser la cara visible y más directa en el tren. Circunstancias personales me llevaron después a Andalucía. Trabajé durante 13 años en Alta Velocidad Larga Distancia con residencia en Córdoba. Desde hace unos meses estoy adscrita a la Gerencia de Cercanías del País Vasco. Nací en Lekeitio y he vuelto a mi tierra vasca décadas después.

“Entonces no había local de vestuario femenino y recuerdo esperar a que todos los compañeros se fueran para entrar tiempo después. Meses después habilitaron un cuarto de limpieza para nosotras”.

Imaginamos que no será igual solicitar el billete en un Cercanías que en un Larga Distancia. Tampoco su responsabilidad será la misma ni lo que se demanda de usted.

Mi sola presencia es bien distinta según sea el servicio. En un Cercanías, los horarios y clientes varían y no es posible crear vínculos cotidianos. De hecho, mi papel se interpreta como el de una figura fiscalizadora. En Media Distancia, sin embargo, la coincidencia horaria con el cliente es habitual y el día a día lleva al afecto recíproco. Y en trayectos Ave, la labor es bien distinta y se centra más en la Atención al Cliente; facilitar información sobre conexiones a la llegada, gestionar indemnizaciones por demora u otras circunstancias, asegurar el confort e informar de cualquier duda que surja. Ser el enlace entre el cliente y la empresa desde origen hasta destino, en definitiva.

En el recuerdo quedan los taladrillos para picar billetes. La tecnología es ahora su aliada y en un aparato tan pequeño teclea y verifica. Cómo han cambiado los tiempos…

Así es, de hecho, les digo a los clientes que son ellos sus propios “picas” al validar los billetes en los accesos de entrada y salida (risas). Ahora portamos dispositivos digitales con GPS que tienen nombre de mujer: BERTA. Incorporan lectores informáticos y frecuencias que reconocen si se ha formalizado o no el billete y también nos permite emitirlos en ruta. Además, estamos conectados en todo momento con el maquinista y el Centro de Gestión como si se tratara de un circuito cerrado a modo de Gran Hermano.

Trabajar de cara al cliente y transmitir pasión por su trabajo parece en usted vocacional. Cuéntenos qué es lo mejor de su día a día.

Me digo que soy una efervescente loca por mi trabajo. Sin duda lo mejor es que me recuerden por algún viaje anterior y la satisfacción del cliente cuando no esperan un gesto de cordialidad por mi parte; alabo el rico aroma de un perfume o el olor de unos chorizos si se tercia. Unos ojos bonitos o un bolso precioso que aconsejo no posen en el suelo por si se mancha. También mejoro la plaza asignada, si hay posibilidad, y me llevo del brazo al hombre o a la mujer para acomodarles. Con una sonrisa pido al viajero que baje los pies del asiento para no crear malestar…

Anécdotas tendrá para parar un tren. Cuéntenos alguna que le haya sucedido por ser mujer.

Si ante una petición se exige la presencia del responsable, por lo general esperan una figura masculina. Así, si el aire acondicionado no está a la temperatura deseada o cualquier otra cosa que se deba solucionar a bordo, al presentarme se sorprenden por prejuicio. Y no es solo el hombre sino la mujer que se sienta a la espera y se dirige, por ejemplo, al camarero para solventar cuanto antes la situación.  Algunos mecánicos también piensan que las averías notificadas por mí son más livianas o menos importantes que si las notifica un interventor.

“Si ante una petición se exige la presencia del responsable, por lo general esperan una figura masculina”.

Y háganos partícipe de alguna situación complicada que haya tenido que gestionar.

A la mente me llega la de una incidencia acontecida en las proximidades a Córdoba. Las inclemencias del clima impedían circular y hubo que interrumpir trayecto en plena vía: 380 personas bajo la lluvia a la espera de un transporte alternativo. Y allí que me planté para organizar la operativa; presentándome ante todos y al mando para que nadie tuviera duda. Mi prioridad era que la evacuación se hiciera en las mejores condiciones de seguridad y confort para mis clientes. Y así fue.  Me manejo bien en situaciones así porque no dudo cuál es mi función y actúo desde el primer instante coordinando la operativa. Hasta que el último cliente no está rumbo a su destino, no me muevo de allí llueva, nieve o truene.

Alguien nos ha contado que lidera usted un grupo en whatsapp exclusivo para operadoras comerciales. ¿Cómo surgió?

De un modo natural y sin más intención que organizar un primer encuentro de ámbito nacional para conocer al 20 por ciento de mujeres que estaban ingresando en  Intervención. En 2014 nos reunimos 102 mujeres en Córdoba. Santiago, Málaga y Valencia nos acogieron en encuentros posteriores. La cita de 2019 será en Zaragoza. Ya somos 136 en el grupo de whatsapp y es un foro creado con el boca a boca. La intención es poner en común la experiencia de las veteranas para que sirva a las nuevas generaciones. Es un grupo de apoyo y refugio entre nosotras.  En paralelo, también coordino un próximo encuentro entre quienes hacíamos la ruta del Milán – Zurich. En 2020 nos reuniremos en Bilbao 160 compañeros procedentes de distintos puntos de Europa.

Imaginamos que la irrupción de las redes sociales y la exposición pública serán factores siempre presentes en su quehacer cotidiano.

Efectivamente, más allá de las agresiones verbales, lo más complicado es gestionar las situaciones de fraude o incumplimiento de las normas que requieren la intervención de las fuerzas de seguridad. También saberte expuesta en las redes sociales es una presión añadida.

A lo largo de la entrevista, viene y va como un torbellino verbal. Llena de expresiones cada respuesta y una no sabe cuál elegir para definirla mejor. Y entre espacios introduce a sus hijos y la dificultad de criarlos siendo como ha sido el pilar económico familiar. Turnos de trabajo, malabarismos para conciliar y una hija que la resume en una frase: “Tú mandas en casa porque mandas en el tren”. Así las cosas, no pasa desapercibido un pin que adorna con orgullo la solapa del uniforme de su chaqueta. Fue un regalo de todos los compañeros ideado por los hermanos Vilches, toda una institución en el colectivo de Intervención en Renfe. Premiaban con la insignia de oro el reconocimiento y la generosidad de Vicky Garfias, la que escribe su nombre con “V” de Victoria.

Texto: Verónica Portell es Periodista

Fotografías: Miguel Ángel Patier