En nuestra vida cotidiana hay gestos sencillos que podemos hacer por el planeta: apagar la luz, cerrar el agua, clasificar los residuos, consumir localmente… Pero podemos ir más allá eligiendo transportes sostenibles, disfrutar de la ciudad caminando, acudir a nuestro centro de trabajo en bicicleta, o ir de compras en el transporte público. También podemos reducir nuestra huella de carbono si elegimos un transporte sostenible en nuestras vacaciones o escapadas. Y uno de los transportes más sostenibles es el tren.

La emisión de gases de efecto invernadero ¿Cómo funciona?

Para medir las emisiones de gases de invernadero (GEI) de los productos y servicios se mide la cantidad de CO2 (dióxido de carbono) emitido a través de la combustión de combustibles fósiles, al fabricar un producto o al realizar cualquier actividad o servicio. Se mide, como ejemplo, en edificios, fábricas, lavadoras…y por supuesto, las emisiones de gases de efecto invernadero también se calculan al utilizar un medio de transporte.

A pie, casi no emitimos GEI, por lo que la huella de carbono de nuestro paseo es casi nula, al igual que cuando viajamos en bicicleta (aunque la propia fabricación de esta última sí tiene su huella de carbono). Pero cuando usamos un medio de transporte más rápido, requiere energía (electricidad, combustibles fósiles, biocombustibles…) y sí se emiten gases de efecto invernadero.

¿Sabes cómo se calcula la huella de carbono?

La huella de carbono está compuesta por el 16% de las emisiones relacionadas con el consumo de los hogares incluidas las que provienen del consumo de combustible de los vehículos y de los combustibles utilizados para calentar los hogares y el 84% de las generadas por la fabricación de bienes y servicios. Para limitar el calentamiento global a 2 grados, nuestra huella de carbono no debe superar las 2,8 toneladas de CO2e/persona y/año. Si todos ponemos nuestro granito de arena, seguro que podemos minimizar el cambio climático. Con gestos sencillos como reducir el consumo eléctrico, todos, cada uno a nuestro nivel, podemos actuar en el día a día. ¿Y si además pensáramos en viajar de una forma más ecológica  y limitar nuestra huella de carbono cuando viajamos?

“Para limitar el calentamiento global a 2 grados, nuestra huella de carbono no debe superar las 2,8 toneladas de CO2e/persona y/año. Si todos ponemos nuestro granito de arena, seguro que podemos minimizar el cambio climático”.

¿Cómo se calcula la huella de carbono del tren?

La huella GEI es la medida de la cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que emite el tren debido a su consumo energético, siendo el principal el dióxido de carbono (CO2), también se encuentra el metano (CH4) y los óxidos nitrosos (N2O). El conjunto se expresa en CO2equivalente (CO2e).

La cantidad de CO2e emitida durante un viaje en tren se calcula multiplicando la distancia recorrida por la cantidad media de CO2e emitida por un pasajero que recorre un kilómetro expresada en gramos de CO2e/pasajero.km.

Pero a la hora de elegir un transporte hay distintos criterios. Para calcular eficientemente las emisiones de CO2e de tus futuros viajes, SNCF_Renfe nos propone utilizar su comparador de movilidad. De este modo, puedes comparar fácilmente una selección de numerosos destinos para sus futuros viajes según 3 criterios de selección: el criterio ambiental, es decir, la cantidad de CO2e emitido; el criterio del tiempo de viaje, es decir, el tiempo promedio pasado a bordo de su medio de transporte; y el criterio del tiempo útil, es decir, el tiempo que pasas a bordo para realizar sus actividades.

Al elegir viajar en tren, se emite hasta 50 veces menos CO2e que en coche  y 80 veces menos que en avión, esto supone un importante ahorro de gases de efecto invernadero. Por lo que tu decisión a la hora de elegir tus vacaciones también es muy importante para el planeta.

Texto: Mar Villalba Vega es autora del blog de viajes Mi ruta