21 de abril de 1992. Un tren de alta velocidad une por primera vez en España dos grandes ciudades: Madrid y Sevilla. Se ponían en marcha trenes con una velocidad máxima de 300km/h que cambiaron el modo de viajar por tierra y recorrer los 471 kilómetros que separan las ciudades: 2 horas y 45 minutos en una primera fase y 2 horas y 30 minutos en una segunda. La extensión progresiva de la red de alta velocidad en España ha dado un vuelco al transporte. Veinticinco años después del primer servicio Ave repasamos algunas claves sobre el impacto de un sistema revolucionario al que aspiran países como Estados Unidos o Reino Unido.

  1. MODERNIZACIÓN. Más de 35 millones de viajeros utilizan los servicios de alta velocidad al año en España. La modernización del ferrocarril iniciada finales de la década de los ochenta del siglo XX empieza a dar frutos significativos en gran parte del territorio peninsular en servicios de larga y media distancia por donde la red de alta velocidad se ha desarrollado en conexión con la red convencional. Nuestros vecinos europeos habían modernizado su red mucho antes, pero en nuestro caso los tiempos de viaje y el conjunto de la red en sus principales conexiones seguía anclados en el pasado. La evolución a lo largo de estos 25 años sitúa la cifra acumulada de viajeros que han utilizado la red de alta velocidad en más de  357 millones de viajeros. De ellos, 267,6 millones han utilizado servicios que sólo han circulado por vías de ancho internacional (Ave y Avant), mientas que 89,9 millones han utilizado trenes de rodadura desplazable (fundamentalmente comercializados con la marca Alvia).

  1. El TRANSPORTE PENINSULAR. El tren es hoy el principal modo de transporte colectivo elegido en España para trayectos peninsulares de larga distancia por delante de la aviación y los viajes en autobús. El número de usuarios de servicios ferroviarios de larga distancia de Renfe se ha doblado en los últimos veinticinco años, desde los 15,7 millones en 1991 hasta los 31,8 millones de 2016.
  1. UN IMPACTO MULTISECTORIAL. Las implicaciones que genera este hecho están conectadas con el sector industrial y ferroviario español, referente mundial, con el sector turístico, donde España es potencia y vive cifras récord en parte debido a su nivel de infraestructuras, según el Foro Económico Mundial; y con una economía baja en carbono, además de otras consideraciones fundamentales ligadas al usuario: la seguridad, la fiabilidad y la puntualidad de unos servicios que aportan al usuario un valor añadido muy distinto al que el ferrocarril ofrecía al inicio de la última década del siglo pasado.
  1. EL EFECTO RED. El efecto que la ampliación de la red de alta velocidad ha generado progresivamente hace que, junto a los 20,4 millones de viajeros anuales en servicios Ave, el 65% de los viajeros de larga distancia en servicios que circulan por la red convencional (7,4 millones) utilicen parcialmente la red AV, diseñada para conectar puntos finales en los corredores no completados aún. Esto es posible gracias a uno de los factores tecnológicos que distinguen el modelo español, la introducción de trenes con un sistema de ancho de ejes variable y de intercambiadores de ancho en vía para poder combinar la red convencional (1.668 mm) con la red de alta velocidad (1.435 mm) y extender sus ventajas a más provincias y ciudades: 27 provincias y 47 estaciones conectadas que cubren más del 67% de la población española actualmente (FUENTE: Adif). Ciudades como Pamplona, Cádiz, Gijón o Santander son ejemplo de ello.
  1. EL VALOR DEL TIEMPO. La velocidad comercial media de los servicios por la red de alta velocidad española es de 222km/h, superior a la registrada en países pioneros como Japón o Francia. Se trata de uno de los factores tecnológicos clave de esta transformación. El salto respecto a finales de la década de los ochenta es más que elocuente, con incrementos alcanzados del 160% como en el caso de la conexión Ave Barcelona-Madrid, cuya velocidad comercial media en un viaje sin paradas se sitúa hoy en 248 km/h para conectar las dos ciudades más grandes del país en 2 horas y 30 minutos.  Un vistazo a los tiempos de viaje previos a la red de alta velocidad recuerda en qué punto se encontraba el ferrocarril en España y hasta qué punto esta tecnología es capaz de cambiar la situación, con beneficios que van más allá del tiempo que pasamos viajando, obviamente. Al margen de la fiabilidad, la puntualidad y el confort, y de los efectos ambientales y económicos, la alta velocidad ferroviaria otorga un nuevo valor al tiempo cuando se trata de recorrer distancias por tierra.

Velocidades comerciales medias en España. FUENTE: Atlas de la Alta Velocidad, Fundación de los Ferrocarriles Españoles.

  1. ENERGÍA, CARBONO Y EXTERNALIDADES. El ferrocarril es uno de elementos centrales para una economía baja en carbono y para reducir la externalidades que causa el transporte. El impacto de los servicios de alta velocidad en España durante los primeros 25 años lo pone de manifiesto. La actividad de transporte de Renfe en los servicios de alta velocidad entre 1992 y 2016, tanto de larga distancia como de media distancia (346 millones de viajeros), han permitido un ahorro para la sociedad estimado en 4.286 millones de euros si se evalúa en términos económicos el impacto sobre el cambio climático, la contaminación y la tasa de accidentes que habría tenido realizar este transporte por otros medios. Este supuesto además habría conducido a un aumento de las emisiones de CO2 (gas de efecto invernadero) por transporte en España de más de 12,9 millones de toneladas y un incremento en el consumo energético de más de 2,6 millones de  toneladas equivalentes de petróleo (Teps).

FUENTES: “Carbon Footprint of Railway Infraestructure, UICy estudio “Costes Externos del Transporte en Europa” (Ce Delft, noviembre de 2011).

  1. VANGUARDIA TECNOLÓGICA. El desarrollo tecnológico vinculado a la alta velocidad ha situado al sector ferroviario español y al sector industrial vinculado a él en la vanguardia del mercado. A diferencia de otros países, España ha incorporado diversa tecnología y en materia de interoperabilidad y sistemas de señalización y circulación, ocupa un lugar muy destacado. Es el país con mayor grado de implantación del sistema de gestión del tráfico ERTMS, el estándar más avanzado definido por la Unión Europea para el bloque comunitario, tanto en vía como a bordo de los trenes. Más información: Comisión Europea
  2. REFERENCIA INTERNACIONAL. El desarrollo de la alta velocidad en España ha permitido que, al margen del proyecto adjudicado al consorcio español en Arabia Saudí, potencias como Estados Unidos o Reino Unido hayan invitado a las empresas españolas a participar en los concursos de diseño y posible operación de nuevos servicios de alta velocidad y que numerosas delegaciones de todo el mundo visiten la red y sus centros de gestión en España. Detrás de ello figura la complejidad de la operación ferroviaria para ofrecer un buen servicio de alta velocidad, imposible sin el conocimiento acumulado por el sector español en materia de mantenimiento, operación y sistemas.
  3. CALIDAD. El crecimiento de la demanda en los servicios de alta velocidad es consecuencia los factores que la distinguen (velocidad media, seguridad, confort, fiabilidad y puntualidad) y de un esfuerzo de servicio. Los testimonios del arranque del Ave en España inciden en el factor de servicio al cliente como algo central en el proyecto. Los servicios ferroviarios se sitúan en un nivel de calidad percibida muy alto respecto a 1991 y han transformado su percepción entre los ciudadanos. De una calidad percibida del 5,7 sobre 10 en los servicios de Largo Recorrido de R.E.N.F.E en 1991 se ha pasado en 2016 a una calidad percibida del 7,87 en los servicios de Alta Velocidad – Larga Distancia, del 8,07 para los servicios Ave y del 7,9 para los servicios Avant (Alta Velocidad Media Distancia). Los datos sobre el perfil del cliente de los servicios Ave en 2016 nos hablan de hombres (53%) y mujeres (47%) que sitúan el servicio con una nota de 8,07 y recomiendan el servicio de Renfe con 8,47 en una escala de 0 a 10 (nada recomendable – muy recomendable). Eligen el tren por la rapidez en llegar a destino, la puntualidad, el confort en la plaza, la facilidad para subir al tren o el trato del personal del a bordo, entre algunos de los aspectos mejor valorados según las encuestas de calidad más recientes de la compañía.

  1. FUTURO. El progresivo desarrollo de red ferroviaria permitirá previsiblemente seguir extendiendo las ventajas de la alta velocidad en España con nuevos trenes y un esfuerzo por ofrecer cada vez más valor a los servicios de transporte antes, durante y después del viaje. A todos los atributos esenciales se añade la exigencia de responder un cliente más diverso, autónomo y conectado que en 1992. Seguir avanzado en servicios personalizados, digitales y de enriquecimiento del viaje es una de las claves sobre las que Renfe trabaja. La plataforma de conexión wifi y contenidos PlayRenfe, disponible en el Ave Madrid-Sevilla y en estaciones de Cercanías, es un buen ejemplo de innovación, personalización y digitalización propios de nuestra era, donde el catálogo de oportunidades para que cliente dé valor a su tiempo se ha multiplicado.

Más información: Atlas de la Alta Velocidad en España 2017. Fundación de los Ferrocarriles Españoles.