¿Has pensado alguna vez las piezas y materiales que se necesitan para fabricar o transformar un tren? Tuercas, arandelas, relés, piezas neumáticas, cableado, pintura, silentblock, tornillos, válvulas, ejes… Todas ellas son custodiadas en los almacenes de cada una de las bases de mantenimiento que conforman la red industrial de Renfe.

La compañía robotizó su primer almacén en 2007. Y lo hizo en Málaga, coincidiendo con el inicio de la fabricación de los primeros trenes de alta velocidad s-130 en la Base de Mantenimiento Integral (BMI) de Málaga. El 18 de enero de 2007 un robot almacenaba la primera caja del almacén.

Desde entonces, María del Carmen Revidiego es la persona encargada de la gestión del almacén de la BMI de Renfe en Málaga. Ella y su equipo (Loli, Manuela, Antonio, Pablo y Elsa) trabajan cada día para mantener a punto el robot que les permite organizar de la manera más eficiente posible las más de 3.000 cajas y 1.000 palés que hoy llenan este gran almacén malagueño.

 

¿Mari Carmen, cómo funciona el almacén robotizado de una Base de Mantenimiento ferroviaria?

A través de un programa informático específicamente diseñado para estas tareas damos entrada y salida a todo el material que el taller necesita para realizar las reparaciones y transformaciones de los trenes. El robot está sincronizado con el programa informático que utilizamos en el taller. A través de este programa lanzamos una orden al robot que se encarga de buscarnos la pieza solicitada o de guardar aquella pieza a la que acabamos de dar registro de entrada. Es el propio robot el que coloca las piezas por orden de caducidad o te entrega aquellas que se han almacenado primero para evitar el desgaste de las mismas. Nos evita todo el proceso manual de organizar, guardar, subir, buscar, realizar inventario…

Mientras hablamos con Mari Carmen, el almacén no deja de recibir visitas. Un camión con aires acondicionados para las cabinas de los trenes que en estos momentos se reparan en la BMI de Málaga acaba de llegar y están recepcionando la mercancía. Loli, compañera de Mari Carmen está contestando a un pedido que le hacen desde otro almacén de Renfe en Barcelona. Necesitan 1.000 arandelas y han visto a través del complejo programa informático que comparten que los compañeros de Málaga tienen disponibilidad. Van a preparar el envío.

¿Cómo hacíais antes todas estas tareas sin ordenadores ni robot?

Era una locura. Un almacén antes tenía unas mesas enormes con cajoneras en las que se hacía inventario de todo lo que entraba y salía mediante fichas de papel en las que a mano anotábamos en rojo lo que entraba y en negro lo que salía. Estábamos todo el día utilizando carretillas y escaleras para trabajar con las estanterías. Y todas las gestiones las hacíamos por teléfono. En el año 87 llegó el primer ordenador y comenzamos a hacernos poco a poco con un sistema nuevo de gestión integral de almacenes.

¿Te ha dado miedo alguna vez afrontar todos estos cambios?

Siempre que hay avance tecnológico es para mejor. Aunque al principio nos costara hacernos con el ordenador. Igual que pasó con el robot del almacén que sustituyó a las estanterías tradicionales. Al principio lo llevaba mal, casi ni dormía. Pero siempre sabes que es para ir a mejor y compensa. Sólo hay que adaptarse.

La actividad no para en el almacén. Ahora son dos empleados enfundados en su mono de trabajo los que entran, vale en mano, para pedir algunas piezas. Mari Carmen les insiste: “necesito el vale relleno para poder daros lo que necesitáis”.

Mari Carmen, ¿qué son estos vales?

Es el requisito indispensable para que yo les pueda entregar material del almacén. Rellenan la matrícula del pedido, el nombre de las piezas que necesitan y número de unidades. Nosotros registramos la petición en el programa informático y una vez comprobada disponibilidad, el robot nos la facilita. Es indispensable para llevar este control para que nunca haya piezas descontroladas. Cuando no seguíamos esta metodología de trabajo era complicado cuadrar lo que existía en almacén con lo que estaba registrado como disponible. Imagina los compañeros entrando y pidiendo o cogiendo ellos por su cuenta las piezas…

Preguntamos al gerente de esta Base de Mantenimiento Integral por la actividad del almacén y nos confirma la importante labor del equipo de Mari Carmen. “No basta con estar automatizado, sin el talento de las personas que trabajan en nuestro almacén no podría funcionar como lo hace. Es mérito de todos ellos que esté tan organizado y al día. No se escapa nada. Sin ellos, la actividad del taller se pararía”.

El almacén de Málaga fue el primero en automatizar sus tareas gracias al robot en el año 2007, pero hoy sigue siendo pionero en integrar programas informáticos y en aplicar nuevos sistemas de gestión. De las grandes bases de mantenimiento de Renfe, sólo Málaga y Valladolid cuentan actualmente con almacenes íntegramente robotizados.

Toda una vida en Renfe

En 1978 Mari Carmen Revidiego tenía 14 años. Recién terminada la EGB decidió presentarse a los exámenes para entrar en la Escuela de Aprendices de Renfe y seguir así la saga familiar ferroviaria. Preparó a conciencia las ecuaciones de segundo grado junto a su profesor de Matemáticas y gracias a ello superó el examen de acceso y entró a formar parte de la promoción 33. La primera promoción de la compañía en tener mujeres entre los alumnos. Mari Carmen eligió la rama de mecánica y desde entonces su vida ha estado ligada a los talleres de Renfe.

Texto y fotografías: Laura Hernández López es periodista