Los billetes de Cercanías como los imaginábamos -aún tendremos algunos guardados en la cartera, un libro o incluso en alguna chaqueta- han pasado a mejor vida después de décadas formando parte de nuestros recorridos en el transporte del ferrocarril urbano. Recuerdos e historias por compartir en esos trayectos… una reminiscencia imborrable ahora que ya no están.
La evolución del billete de transporte en el ferrocarril de los núcleos urbanos ha pasado por cambios trascendentes como los que estamos viviendo actualmente: Las nuevas tecnologías, las Tarjetas Sin Contacto (TSC), costumbres de viajeros y la mayor preocupación por el medio ambiente han jubilado definitivamente al apreciado trocito de papel.
La progresiva implantación en Cercanías del billete mediante TSC se establece en la década de los 2000 y llega hasta la actualidad. De esta manera finaliza una etapa iniciada a mediados del siglo XX con la emisión de los primeros títulos de transporte para Renfe Cercanías.
Billetes Edmondson, pioneros
Los billetes de cartón precortados son conocidos con el nombre de Edmondson debido al creador de ese sistema de títulos de transporte y de la máquina emisora de los mismos. Thomas Edmondson fue un ferroviario inglés, jefe de estación de Milton que ya en el siglo XIX creó esta modalidad de billete que aún sigue vigente en algunos transportes y países.
Estos billetes de viajeros eran fundamentalmente de tres colores – amarillo, verde y siena–. Fueron los mismos que heredaron las máquinas Hugin (nombrados posteriormente), además de los billetes especiales, los complementarios o de tarifas especiales que tuvieron multitud de formatos y colores. Sus dimensiones eran de cerca de un milímetro de grosor y de 58 x 31 milímetros de tamaño. Los billetes de Cercanías de Ida y Regreso durante los últimos años de estos billetes de Renfe tenían una doble franja vertical roja impresa en los mismos.
La red ferroviaria de Cercanías, vinculada a Madrid
La marca “Cercanías” se implanta en 1989, aunque desde hacía décadas habían existido servicios ferroviarios de cercanías en la región de Madrid y en otros grandes entornos urbanos. Las tarifas y los sistemas de billetaje de esta red dependían directamente de Renfe. El billete “más representativo” de ese servicio de cercanías se estableció a finales de los años sesenta a través de las máquinas “Hugin”. Esta máquina es el resultado de la transformación de una caja registradora de la casa sueca, Hugin Kassaregister, encargada por Renfe a mediados de los años 60. La transformación consistió en la eliminación del cajón monedero y el rollo de papel de tiques de una caja registradora comercial, a lo que se unió la adaptación de un carril que soporta un cliché con la impresión del origen, destino y distancia del trayecto. Dentro de las realizaciones previstas en el Plan Decenal de Modernización, las billeteras Hugin entraron en servicio de forma oficial el 12 de julio de 1967 en la estación de Príncipe Pío.
Los billetes tipo Hugin son de cartulina y tienen un tamaño de 40 x 75 milímetros. Una característica común de estos billetes era el entramado del color de fondo. Las tintas empleadas, se contrastaban con una trama blanca creada con la repetición del escudo de la empresa, en este caso Renfe. Existía, en cada estación, un stock de billetes preimpresos, con el color de fondo y una serie de epígrafes para completar con la Hugin. En origen, se mantuvo la tradicional distinción por colores para cada clase: amarillo para la primera, verde para la segunda y siena para la tercera, de igual modo que se venía haciendo, desde siempre, con los billetes Edmondson. Esto se mantuvo hasta que en 1974 se unifican los colores al amarillo y se imprime la clase en el billete en el momento de expedición. Además de las preimpresiones mencionadas y los colores propios de cada clase, existían billetes complementarios, pases, diferencias de clase y billetes de control, cuyo color de fondo era normalmente el azul. Los billetes Hugin carecían de valor hasta que se validaban uno por uno con la billetera en la estación. Esto los diferenciaba de los billetes Edmondson de destino fijo y precio impreso a los que se les consideraba dinero en efectivo y que estaban sometidos a un férreo control.
Década 1990, billetes magnéticos
En la década de los 90 se implantaban los billetes magnéticos formato París en el núcleo de Cercanías – que ya se usaba en Metro de Madrid– (se heredó del formato francés con el mismo ancho Edmondson y un poco más largo). Durante muy poco tiempo se imprimirían con el origen y el destino, hasta la llegada de las coronas tarifarias del CRTM en 1986 produciendo una cierta integración tarifaria a lo largo de los años 90. Con la aparición del Abono Transporte se llegó a un acuerdo con el CRTM para validar su uso en la red de Cercanías. El sistema de venta derivará al VISIR (Venta Informática Sin Reserva para Cercanías y Regionales), el programa informático con el que se opera actualmente en los puntos de venta de Cercanías y cuyo billete de papel continuo no se usaría de forma generalizada en la red de Cercanías Madrid, que sería dotado con impresoras de cartulina continua y banda magnética para imprimir los billetes específicos de la red de Cercanías con el tamaño de París.
El cupón o billete tendría los siguientes parámetros. Espesor, 0,27 mm, anchura, 30 mm y longitud 66 mm. El billete disponía de una banda magnética centrada en el eje longitudinal donde se localizarían los datos. La codificación se realizó con una técnica de modulación digital “Phase Encoding”. Renfe Cercanías incorporó también progresivamente los equipos de control de acceso a las estaciones. A efectos de la aplicación de las tarifas, el territorio se dividió en zonas concéntricas en torno al núcleo central de Madrid.
Los billetes Hugin y de banda magnética convivieron hasta 1999. Se mantuvieron los Hugin en la línea Cercedilla – Cotos y en estaciones con personal, pero poco tráfico (Algodor, Castillejo). Se retiraron con el cambio de tecnología y el «efecto 2000» pero se siguieron usando residualmente durante meses en algunas estaciones donde no se había implantado el VISIR después del 31 de diciembre de 1999. Cercanías Madrid ha acometido necesidades comerciales hasta el verano de 2021 con vestigios magnéticos en algunas tarifas de mantenimiento o que pasan a formato digital.
Para los más jóvenes o nuevos usuarios de Cercanías, los billetes magnéticos son los cupones de cartón que, hasta hace bien poco, hemos tenido la oportunidad de ver en un «Combinado Cercanías» o un «pase de tornos». Estos billetes magnéticos han pasado a la historia.
Décadas formando parte de nuestros viajes, recuerdos y vivencias que se acaban en 2021 implantándose los nuevos sistemas y tecnologías del siglo XXI. La transformación digital viene para quedarse, pero siempre nos quedará el recuerdo del cartoncito de papel con el que viajamos para visitar a un familiar o amigo y este sí seguirá guardado en nuestra cartera para no olvidarnos de aquellos tiempos.
Texto: Raquel Sanabria Fernández / Gerencia Comercial en Cercanías Madrid
Imagen portada: Archivo Histórico Ferroviario del Museo de Ferrocarril (Luque, J) / Instalación y personal en la fabricación de billetes de Renfe.
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